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Gracias a [Lauz por el skin que inspiró al diseño de OTR.
Este obra está bajo una licencia de Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported.
El diseño gráfico corre a cargo del staff de OTR, así mismo como la planteación de la historia misma, con una reseña hacia la serie televisiva American Horror Story. Todo el contenido del foro está dirigido por y para el disfrute de sus residentes.
Gracias a los miembros de Our Source Code (SC) por sus firmas, tablas y demás elementos que tenemos la oportunidad de utilizar en este foro; así mismo como a Shine y sus miembros. También queremos agradecer a Camille Rybner por su aportación con los Personajes CANNON y a Caitlyn C.Broks por su aportación con tutoriales, sistema de dados, etcétera.
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[Privado|Alexandra Jackes] Just A Single Song
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[Privado|Alexandra Jackes] Just A Single Song
Y la niebla bailó con la atmósfera, concibiendo una exótica y voluptuosa danza que inundó la visión de Natzhiel. El cuero negro de su casaca brillaba, lustroso, abrigándole del frío clima matutino. Le agradaba. Los pozos oscuros que significaban sus ojos revolotearon por el perímetro del lugar. Los árboles, lóbregos como ellos solos, eran compañeros que decían que la soledad compartida no era soledad alguna. Sus botines azabache marcaban su territorio en el árido suelo, como si librasen una batalla campal contra el pasto seco por atreverse a perder sus matices verdes por naturaleza. Su aliento hacía el amor con el gélido aire, ascendiendo al cielo gris junto a él; mientras que sus manos sostenían la carga que debía llevar. Su diestra encargándose de una mochila negra que yacía pegada a su espalda y su siniestra halando una maleta con ruedas en su base.
- Natz:
Todavía podía recordar la discusión que se desató en casa cuando su hermana insistió en ir a Verschlossen con él. Realmente… No sabía cómo Alexandra consiguió su propósito. Y el colmo: sus abuelos expresando su voluntad y decidiendo que debían ir juntos a aquel lugar. No, nada de viajar por separado. Y sí, ahí estaba ella. Natzhiel no podía verla, puesto que desde que emprendieron el viaje se había encargado de caminar delante de Alexandra, para que no pudiera verle el rostro. Así no vería sus pupilas vacías, y no apreciaría el ácido invisible que brotaba de sus cuencas consumidas.
- Secrets:
Y si le hablaba, nada. Estaba escuchando aquella música ilusoria que tanto le gustaba, como buen melómano que era. El cello, los violines y la voz femenina que laboraban como fondo sonoro se lograban fundir en el tímpano mismo de su anatomía, abduciéndolo y creando un mundo paralelo, un cruel espejismo, donde las palabras cantadas era realidad y no ficción.
I need another story...
Something to get off my chest...
Podía habitar su propio oasis desértico y engañarse a sí mismo, decirse que todo iba bien y que estaba solo, sin nadie alrededor. Entonces los tormentos se iban y el yugo escarlata que teñía sus días de sangre no anunciada parecía desvanecerse. Porque la realidad era cruel, le gustaba dictar sus caprichos y que los débiles seres humanos sucumbieran ante ella. Empero ¿quién podía salvarse?... Todos estaban destinados a ahogarse en el lodo putrefacto del realismo, sólo que algunos solían engañarse a sí mismos y creían en las fantasías. El idealismo era mucho mejor.
Tell me what you want to hear...
Something that were like those years...
Su psique flotó cerca al firmamento, bañándose entre la espuma de las nubes, que eran bálsamo del caos patético de su dueño. Era una simple canción la culpable de su magnánima pérdida. Una canción susurrante y hermosa que alteraba sus nervios y conseguía provocarle emociones, cuando la realidad dictaminaba que su misión era portar su papel de ser inamovible, un cascarón vacío que, si tuviera algo dentro, sólo sería una dosis de brea grotesca y dañina.
I’m sick of all the insincere...
So I’m gonna give all my secrets away
He ahí el joven errante que fue sometido por el sedentarismo, con los ojos chispeantes de sentimientos sólo por la armonía y la musicalidad. Porque unos cinco minutos de fantasía melódica podían lograr aquello que para diecinueve años de vida significó un patético fracaso. “Eso Natzhiel, créete el cuento. Mientras puedas. Antes de que te atrapemos en la noche y te torturemos despegándote los músculos de los huesos y cercenando ese corazón enfermo que tienes en el pecho.”
Singing straight, too cold...
I don’t really like my flow... No, so...
Entonces el manto del insomnio venía a socorrerlo, así como la burbuja donde se drogaba con alucinaciones le cobijaba. Su mente viajaba, cálida y vaga, contraria a su cuerpo, gélido y definido. Su respiración era estable, y desfilaba por los bultos sedosos que tenía por labios. Allí, donde se volvía frío viento y suave brisa, la humedad le hizo preocuparse por aquella que venías tras él. No obstante, el éxtasis ciego de la música le decía que durante aquellos invaluables minutos era libre. Sí, libre, aunque en la realidad no existiera la libertad para nadie y la propia voluntad fuera la cadena más nociva de la humanidad, aquella que les hacía creer que se podía hacer lo que se eligiera. ¿Había falacia más ridícula?
This time don’t need another perfect lie...
Don’t care if critics never jump in line.
Don’t care if critics never jump in line.
I’m gonna give all my secrets away
“Ya… Despierta de tu sueño, Natz… Bienvenido de vuelta a la realidad”. El fulgor se fue apagando, siendo devorado por la hambrienta oscuridad que gobernaba en ese par de pozos oscuros. Y cuando sus ojos quedaron totalmente vacíos, se giró a ver por vez primera a su hermana, a medio camino de llegar a St. Kennet. No tenía ni idea de qué expresión tendría ella. Lo único que su mente decía en ese momento era que los secretos en realidad no podían ni debían ser revelados, porque la verdad podía ser abrumadora. Y las mentiras perfectas debían seguir siendo perfectas.
All my secrets...
A. Natzhiel Jackes- 4th Junior
- Edad : 30
Fecha de nacimiento : 29/03/1994
Mensajes : 30
Fecha de inscripción : 09/09/2013
Localización : Perdido y Encontrado.
Re: [Privado|Alexandra Jackes] Just A Single Song
Las vacaciones de verano se fue a pasarlas con sus abuelos paternos. Ellos la trataban mucho mejor que en casa ahi podia portarse bien todo lo contrario a lo que hacia con su padre. En ocasiones solo se portaba mal o iba en contra de lo que su progenitor le decia solo para que el otro le hablara y la mirara a los ojos. Ese contacto doloroso al escucharlo como le gritaba y la veia con esos ojos crueles que le recriminaban todo. Era un amor masoquista. En el interior de su padre habia cuatro sentimientos el primero amor incondicional para su hijo mayor y su esposa, su odio hacia la vida por mi culpa y la indiferencia que me mostraba todos los dias de mi vida excepto cuando lo hacia enojar tanto que el sabor amargo de su desprecio me dejaba un sabor dulce en los labios.
Ese verano habia servido para mi proposito. De manera inocente mencionaba lo mucho que queria ir a la escuela donde estuvo mi madre y mi padre. Mis abuelos decian que era una buena escuela pero que mi padre se negaria. Insisti con mi deseo por dos semanas casi rogandoles a mis abuelos hasta que ambos aceptaron ayudarme. Ese habia sido mi segundo error y otra ofensa mas hacia mi padre. Meter a dos personas inocentes, esos dos seres humanos que lo habia traido a la vida ahora se encontraban en la arena de pelea junto a mi. Un lugar del cual nadie iba a poder salir.
Ahora me encontraba aqui mas a fuerza que de ganas. Nunca pense lo mucho que costaria venir a este lugar. En las fotos que habia visto por internet el lugar se veia mas agradable y acogedor pero no era asi. Llevaba un bolso que cruzaba mi cuerpo, en la mano izquierda tenia sujetado un maletin en forma de cubo donde traia mi medicamento e inhaladores para dos meses en lo que mi cuerpo se acostumbraba un poco a la humedad, que para ser sincera no me gustaba ya que me complicaba la vida. En mi mano derecha llevaba un baul grande que gracias a las rueditas era mas sencillo de llevar. Veia mi alrededor distrayendome por que si veia para enfrente solo lograba ver la espalda de mi hermano y esa ya la conocia. Tantos años viviendo detras de su espalda podia reconocerla en cualquier lado
Me habia colocado mis audifonos de los cuales no provenia sonido solo estaban ahi para disimular e ignorar.Habia evitado ver a mi hermano de frete y que se diera cuenta de leve marca rojiza de mi mejilla ocultando parte de mi rostro con mi cabello. El no se habia dado cuenta de la pelea y aunque lo supiera sabia que no le importaba. Me dolian un poco los pies de tanto caminar. A veces dudab de que Natzhiel fuera humano me resultaba mas parecido a un robot. En todo lo que habiamos caminado ni una vez se detuvo a descansar. Me estaban matando los pies y me sentia agitada. Si no nos detenimos por lo menos un momento me daria un ataque de asma. Aunque fuera dificil de creer preferia sufrir un ataque que pedirle que nos detuvieramos.
Mi rostro era mucho mas expresivo de lo que me gustaba lo mismo que mis ojos. En ese momento mi rostro reflejaba incomodidad y mis ojos cansancio ademas de preocupacion. Fue en ese momento que una de las llantas de mi maleta se atoro descolocandome de mis pensamientos al sentir el tiron. Gire un poco mi rostro dando varios jaloncitos. A lo brusco y bruto deje mi maletin en el suelo y con dos manos jale el baul con fuerza solo logrando que por el peso del baul y la fuerz que utilizaba el objeto se fuera con impulso contra mi derrumbandome y haciendo que aplastara mi maletin y el baul se abriera. Cerre mis ojos molesta " Bravo Alexandra ".
Ese verano habia servido para mi proposito. De manera inocente mencionaba lo mucho que queria ir a la escuela donde estuvo mi madre y mi padre. Mis abuelos decian que era una buena escuela pero que mi padre se negaria. Insisti con mi deseo por dos semanas casi rogandoles a mis abuelos hasta que ambos aceptaron ayudarme. Ese habia sido mi segundo error y otra ofensa mas hacia mi padre. Meter a dos personas inocentes, esos dos seres humanos que lo habia traido a la vida ahora se encontraban en la arena de pelea junto a mi. Un lugar del cual nadie iba a poder salir.
[ Flashback ]
Se habia hecho una reunion familliar que incluia solo mi padre, mi hermano, mis abuelos paternos y yo. A mi padre le encantaba hacer alarde de su hijo mayor, Abbel Natzhiel y de lo afortunado que era de tenerlo. En cambio mi nombre ni siquiera era mencionado durante la cena. Fue hasta que mis abuelos sacaron el tema preguntando a donde me enviarian a lo que mi padre no le dio importancia diciendo que le pediria a alguien que buscara escuela para mi.
" Tu madre y yo queremos que Alexandra asista a Verschlossen con Abbel sabemos que seria una buena oportunidad para que esos dos se comporten mas como hermanos" Mi padre no podia creer lo que habia escuchado y solto una carcajada creyendo que era en broma pero cuando mi abuelo le explico que no era broma mi padre encolarizado comenzo a gritar observandome. Me ordeno que lo siguiera al igual que mis abuelos, entramos en su oficina dejando a mi hermano con su celebracion a medias.
En cuanto entramos los gritos inundaron la oficina " Que ser mas despresiable que tu puede lograr poner a mis padre en mi contra. Tu que no te basta con haberme quitado a mi esposa y a mi hijo su madre ahora....ahora te ensañas en quitarme a mis padres...a ponerlos en mi contra......a hacer que te vieran como una victima...cuando eres el verdugo.....mi verdugo!!! " Mi padre ya no era mi padre en ese momento era una bestia cegada por la ira y el sufrimiento que mi presencia le provocaba. Su mano se levanto en alto y en escasos segundos senti el impacto, mi mejilla ardia que senti que un pedazo de mi caeria al suelo. Al intentar huir o caminar hacia atras me agarro con sus fuertes manos de la ropa observandome con esos ojos negros y tristes sin intencion de soltarme " Tú....Tú....porque....Mi Danae...." esas palabras fueron mas de suplica que de reproche como si de magia se tratara que de quererlo yo pudiera regresarle a su amada esposa. Sus ojos se cristalizaron, por un momento pude ver lo que no habia hecho. Sus manos me liberaron dandome un suave empujon.
Lo mire casi desvanecerse ante mis ojos. Mis abuelos quisieron ayudarlo pero se nego. No hablo mas sobre si tenia o no permiso para ir con mi hermano. Pero todo quedo claro con esas palabras "...para mi, ustedes estan muertos..." Mi padre camino hasta desaparecer detras de una puerta. El silencio era aterrador pero mucho mas incomodo fue ver a mis abuelos esos que no tenian la culpa de nada ser exiliados de la vida de mi padre solo por un capricho mio.
" Tu madre y yo queremos que Alexandra asista a Verschlossen con Abbel sabemos que seria una buena oportunidad para que esos dos se comporten mas como hermanos" Mi padre no podia creer lo que habia escuchado y solto una carcajada creyendo que era en broma pero cuando mi abuelo le explico que no era broma mi padre encolarizado comenzo a gritar observandome. Me ordeno que lo siguiera al igual que mis abuelos, entramos en su oficina dejando a mi hermano con su celebracion a medias.
En cuanto entramos los gritos inundaron la oficina " Que ser mas despresiable que tu puede lograr poner a mis padre en mi contra. Tu que no te basta con haberme quitado a mi esposa y a mi hijo su madre ahora....ahora te ensañas en quitarme a mis padres...a ponerlos en mi contra......a hacer que te vieran como una victima...cuando eres el verdugo.....mi verdugo!!! " Mi padre ya no era mi padre en ese momento era una bestia cegada por la ira y el sufrimiento que mi presencia le provocaba. Su mano se levanto en alto y en escasos segundos senti el impacto, mi mejilla ardia que senti que un pedazo de mi caeria al suelo. Al intentar huir o caminar hacia atras me agarro con sus fuertes manos de la ropa observandome con esos ojos negros y tristes sin intencion de soltarme " Tú....Tú....porque....Mi Danae...." esas palabras fueron mas de suplica que de reproche como si de magia se tratara que de quererlo yo pudiera regresarle a su amada esposa. Sus ojos se cristalizaron, por un momento pude ver lo que no habia hecho. Sus manos me liberaron dandome un suave empujon.
Lo mire casi desvanecerse ante mis ojos. Mis abuelos quisieron ayudarlo pero se nego. No hablo mas sobre si tenia o no permiso para ir con mi hermano. Pero todo quedo claro con esas palabras "...para mi, ustedes estan muertos..." Mi padre camino hasta desaparecer detras de una puerta. El silencio era aterrador pero mucho mas incomodo fue ver a mis abuelos esos que no tenian la culpa de nada ser exiliados de la vida de mi padre solo por un capricho mio.
[End of Flashback ]
Ahora me encontraba aqui mas a fuerza que de ganas. Nunca pense lo mucho que costaria venir a este lugar. En las fotos que habia visto por internet el lugar se veia mas agradable y acogedor pero no era asi. Llevaba un bolso que cruzaba mi cuerpo, en la mano izquierda tenia sujetado un maletin en forma de cubo donde traia mi medicamento e inhaladores para dos meses en lo que mi cuerpo se acostumbraba un poco a la humedad, que para ser sincera no me gustaba ya que me complicaba la vida. En mi mano derecha llevaba un baul grande que gracias a las rueditas era mas sencillo de llevar. Veia mi alrededor distrayendome por que si veia para enfrente solo lograba ver la espalda de mi hermano y esa ya la conocia. Tantos años viviendo detras de su espalda podia reconocerla en cualquier lado
Me habia colocado mis audifonos de los cuales no provenia sonido solo estaban ahi para disimular e ignorar.Habia evitado ver a mi hermano de frete y que se diera cuenta de leve marca rojiza de mi mejilla ocultando parte de mi rostro con mi cabello. El no se habia dado cuenta de la pelea y aunque lo supiera sabia que no le importaba. Me dolian un poco los pies de tanto caminar. A veces dudab de que Natzhiel fuera humano me resultaba mas parecido a un robot. En todo lo que habiamos caminado ni una vez se detuvo a descansar. Me estaban matando los pies y me sentia agitada. Si no nos detenimos por lo menos un momento me daria un ataque de asma. Aunque fuera dificil de creer preferia sufrir un ataque que pedirle que nos detuvieramos.
Mi rostro era mucho mas expresivo de lo que me gustaba lo mismo que mis ojos. En ese momento mi rostro reflejaba incomodidad y mis ojos cansancio ademas de preocupacion. Fue en ese momento que una de las llantas de mi maleta se atoro descolocandome de mis pensamientos al sentir el tiron. Gire un poco mi rostro dando varios jaloncitos. A lo brusco y bruto deje mi maletin en el suelo y con dos manos jale el baul con fuerza solo logrando que por el peso del baul y la fuerz que utilizaba el objeto se fuera con impulso contra mi derrumbandome y haciendo que aplastara mi maletin y el baul se abriera. Cerre mis ojos molesta " Bravo Alexandra ".
- A.J:
Alexandra Jackes- 1st Junior
- Edad : 27
Fecha de nacimiento : 06/05/1997
Mensajes : 28
Fecha de inscripción : 19/08/2013
Re: [Privado|Alexandra Jackes] Just A Single Song
Alguna veces, Natzhiel se sorprendía mucho a sí mismo. Muy en el fondo de sí, solía creer que sentía algo por su familia nuclear. Su madre, su padre, su hermana… Y ello se veía apoyado por el hecho de que, a pesar de todo, cuidaba secretamente a ésta última, recordaba cada día a la primera… y no destruía las ilusiones del segundo. En realidad, a él poco o nada podía importarle ser el abogado más destacado o heredar el imperio familiar, ni siquiera le importaba seguir siendo el perfecto ser que sabía que era, porque sabía que la perfección no era más que la chispa de un fuego artificial. Cuanto más alto llegaba y cuando más brillaba… se desvanecía. Empero, solía tomar todo aquello como la carga que le tocaba llevar sobre sus hombros. Una carga que asumía con tal de ver una sonrisa en el rostro de su padre… aunque fuera algunas veces o cuando estuvieran solos. Él era un hombre, honestamente hablando, que no conocía limitaciones cuando de su rencor hacia Alexandra se trataba; mas Natzhiel sabía que también era un hombre que no tenía a nadie más que a él. Allí, en casa, tenía muchos socios, esos seres que se ponían el cartel de “amigos” cuando la verdad dictaminaba que no eran más que parásitos que deseaban succionar el éxito de su progenitor y le envidiaban en secreto. Y Natzhiel sabía que su padre sabía aquello. Natzhiel sabía que todo el mundo sabía aquello, porque la hipocresía era una plaga que infestaba el planeta entero, sobre todo los círculos sociales que su padre y él frecuentaban.
Muy secretamente, le alegraba que su padre no le permitiera a su hermana ni acercarse a ese tipo de personas. No eran más que lacra que solía loar para obtener beneficios y que hablaba pestes de las personas de quienes recibían favores. Alexandra no tenía por qué vivir eso, bien podía ella buscarse gente que valiera la pena en otro lado. La idea de que en Verschlossen encontraría sinceridad fue vaga, pero le alivió un poco. Empero, a pesar de todo lo mencionado, a veces pensaba que todo aquello era una falacia… ¿Cómo poder saber si quería a alguien, si ni siquiera sabía si podía sentir? A veces pensaba que las emociones simplemente preferían ignorarle… o viceversa. Y se daba miedo a sí mismo, porque por continuar ese cruel juego podía lastimar a muchas personas, simplemente por satisfacer la curiosidad de sí podría sentir algo o qué sucedería.
Como las pocas veces en que trataba bien a su hermana. Se preguntaba cómo reaccionaría, creaba teorías de posibles respuestas ante tal trato de su parte, luego se le acercaba, y después de corroborar que sus deducciones eran correctas, se alejaba. Y se decía “Bien hecho, Natz”. Entonces se torturaba a sí mismo, dejando que lo devorasen los monstruos que llevaba consigo. Si se detenía a pensar, tal vez ése fuera el motivo… Tal vez sólo buscaba una manera de lastimarse a sí mismo, porque él mismo no se perdonaba. Entonces vivía ese círculo vicioso y amaba de esa manera tan enfermiza a su familia y a sí mismo. Oh, pero él no estaba solo en aquella categoría, claro que no. Su padre y su hermana le acompañaban, sobra decirlo. Su padre, porque Natzhiel sabía bien cuánto se refrenaba con sus demostraciones afectivas hacia Alexandra. Cada vez que la veía, veía la viva imagen de su DaNae… Era como si quisiera abrazarla, al mismo tiempo que ahorcarla. Era un hombre torturado, tal como él mismo lo era. También estaba su hermana, quien no importando los rechazos, seguía allí. Si su forma de amar fuera sana se habría marchado ya de esa casa de locos. A Natzhiel no le sorprendería que ella hubiese desarrollado algún odio secreto hacia su padre, incluso hacia él mismo. ¿Cómo no, después de lo que le había tocado soportar?
Entonces pensaba que era curioso… porque, seguramente, su hermana vendería su alma al demonio con tal de tener lo que él tenía y que no le importaba dejar de tener; mientras que a él seguiría sin importarle si tenía la vida de ella o no. Como si los papeles se invirtieran… Entonces, muy en el fondo, Alexandra sería la brea putrefacta y él el agua cristalina. Natzhiel se permitió liberar una risa mental ante aquel pensamiento. Muy en el fondo de su ser, la misma carencia de emociones le permitía ser imparcial con todos. Entendía a su madre por haber preferido morir a abortar a Alexandra, entendía que su padre fuera tan cruel y controlador con él al mismo tiempo que torturaba a su hermana, y entendía a ésta última en su afán de querer aceptación y atención, incluso haciendo cosas realmente despreciables. La entendía, los entendía a todos. Y no juzgaba a nadie, porque odiar requeriría demasiada continuidad de su parte. Empero, sabía bien el papel que debía interpretar para mantener las cosas tal cual estaban, y no dudaba en desempeñarlo con profesionalismo. Así de simple.
En resumidas cuentas, él lastimaba a su hermana porque era una forma de castigarse a sí mismo; mientras que su hermana soportaba ser tratada así porque era una forma de castigar a los demás.
Hermosa ironía… ¿verdad?
“Pero la realidad sin máscaras no es realidad, ¿no, Natz?... Por eso tanto afán al interpretar tu papel. Si la fantasía fuera la realidad sabes que las caretas se desvanecerían y sería demasiado para todos. Déjanos seguir habitando tu realidad, la fantasía verdadera no puede concretarse y lo sabes. Sigue siendo el moho de la existencia en la realidad, Natz… Te tocó ser el negro. ¿Arriesgarías la falsa realidad por asumir el puesto de blanco?... No, muy difícil, ¿cierto? Mejor que las cosas se queden como están. Después de todo, no podrías vivir un solo día sin que te torturemos, te has vuelto adicto a nosotros como a la música, que te regala una ilusión efímera. ¿Podrías, siquiera, seguir respirando si no estamos nosotros para recordarte que toda tu vida es un caos?...”
Una sonrisa agria y bella se instaló en sus carnosos labios, al mismo tiempo que él veía la inconformidad en las facciones de Alexandra. Al siguiente minuto tuvo un inconveniente con su maleta de ruedas, terminando ésta abierta y regando a su alrededor las pertenencias de la fémina. Hubo un momento de tensión, de aquellos infaltables cuando ambos hermanos estaban en un mismo lugar, hasta que Natzhiel se quitó uno de los audífonos, habitando de lleno su realidad y desvaneciendo su linda ficción. La sonrisa de hacía unos instantes se había transformado en una de aquellas que siempre llevaba en el rostro. Su expresión era amable y fría, mientras que su cuerpo se acercaba al ajeno y se agachaba para ayudarle a recoger sus cosas del suelo, limpiándolas un poco antes de meterlas al baúl con suma delicadeza. Sus manos, delgadas en extremo, cumplían su labor con gracilidad, mientras todo él parecía un muñeco de porcelana. Frío, bello, accesible e inamovible. Ni con su hermana dejaba sus modales de lado, eso era evidente. Él siempre sería el más educado y refinado de los Jackes, era el estigma que había sido grabado en él al nacer. Sus ademanes eran limpios y audaces, sobre todo cuando se puso en pie y su diestra deslizó el tirante de su mochila negra a través de la extensión del respectivo brazo, hasta capturarlo con la mano, para luego entregársela a Alexandra. Aquella misma mano quedó extendida, a la espera de que ella la tomara para levantarse, aunque no le sorprendería que no correspondiera a su gesto. Su mano izquierda había dejado su propio maletín de ruedas para tomar el baúl de ella, dispuesta a lidiar con el peso que significaba.
Su mirada negra y opaca vagabundeaba por el rostro de su hermana, a la espera. Y el sonido del silencio seguía silbando en la atmósfera, mientras el susurro deleitaba sus oídos con un dulce engaño.
Muy secretamente, le alegraba que su padre no le permitiera a su hermana ni acercarse a ese tipo de personas. No eran más que lacra que solía loar para obtener beneficios y que hablaba pestes de las personas de quienes recibían favores. Alexandra no tenía por qué vivir eso, bien podía ella buscarse gente que valiera la pena en otro lado. La idea de que en Verschlossen encontraría sinceridad fue vaga, pero le alivió un poco. Empero, a pesar de todo lo mencionado, a veces pensaba que todo aquello era una falacia… ¿Cómo poder saber si quería a alguien, si ni siquiera sabía si podía sentir? A veces pensaba que las emociones simplemente preferían ignorarle… o viceversa. Y se daba miedo a sí mismo, porque por continuar ese cruel juego podía lastimar a muchas personas, simplemente por satisfacer la curiosidad de sí podría sentir algo o qué sucedería.
Como las pocas veces en que trataba bien a su hermana. Se preguntaba cómo reaccionaría, creaba teorías de posibles respuestas ante tal trato de su parte, luego se le acercaba, y después de corroborar que sus deducciones eran correctas, se alejaba. Y se decía “Bien hecho, Natz”. Entonces se torturaba a sí mismo, dejando que lo devorasen los monstruos que llevaba consigo. Si se detenía a pensar, tal vez ése fuera el motivo… Tal vez sólo buscaba una manera de lastimarse a sí mismo, porque él mismo no se perdonaba. Entonces vivía ese círculo vicioso y amaba de esa manera tan enfermiza a su familia y a sí mismo. Oh, pero él no estaba solo en aquella categoría, claro que no. Su padre y su hermana le acompañaban, sobra decirlo. Su padre, porque Natzhiel sabía bien cuánto se refrenaba con sus demostraciones afectivas hacia Alexandra. Cada vez que la veía, veía la viva imagen de su DaNae… Era como si quisiera abrazarla, al mismo tiempo que ahorcarla. Era un hombre torturado, tal como él mismo lo era. También estaba su hermana, quien no importando los rechazos, seguía allí. Si su forma de amar fuera sana se habría marchado ya de esa casa de locos. A Natzhiel no le sorprendería que ella hubiese desarrollado algún odio secreto hacia su padre, incluso hacia él mismo. ¿Cómo no, después de lo que le había tocado soportar?
Entonces pensaba que era curioso… porque, seguramente, su hermana vendería su alma al demonio con tal de tener lo que él tenía y que no le importaba dejar de tener; mientras que a él seguiría sin importarle si tenía la vida de ella o no. Como si los papeles se invirtieran… Entonces, muy en el fondo, Alexandra sería la brea putrefacta y él el agua cristalina. Natzhiel se permitió liberar una risa mental ante aquel pensamiento. Muy en el fondo de su ser, la misma carencia de emociones le permitía ser imparcial con todos. Entendía a su madre por haber preferido morir a abortar a Alexandra, entendía que su padre fuera tan cruel y controlador con él al mismo tiempo que torturaba a su hermana, y entendía a ésta última en su afán de querer aceptación y atención, incluso haciendo cosas realmente despreciables. La entendía, los entendía a todos. Y no juzgaba a nadie, porque odiar requeriría demasiada continuidad de su parte. Empero, sabía bien el papel que debía interpretar para mantener las cosas tal cual estaban, y no dudaba en desempeñarlo con profesionalismo. Así de simple.
En resumidas cuentas, él lastimaba a su hermana porque era una forma de castigarse a sí mismo; mientras que su hermana soportaba ser tratada así porque era una forma de castigar a los demás.
Hermosa ironía… ¿verdad?
“Pero la realidad sin máscaras no es realidad, ¿no, Natz?... Por eso tanto afán al interpretar tu papel. Si la fantasía fuera la realidad sabes que las caretas se desvanecerían y sería demasiado para todos. Déjanos seguir habitando tu realidad, la fantasía verdadera no puede concretarse y lo sabes. Sigue siendo el moho de la existencia en la realidad, Natz… Te tocó ser el negro. ¿Arriesgarías la falsa realidad por asumir el puesto de blanco?... No, muy difícil, ¿cierto? Mejor que las cosas se queden como están. Después de todo, no podrías vivir un solo día sin que te torturemos, te has vuelto adicto a nosotros como a la música, que te regala una ilusión efímera. ¿Podrías, siquiera, seguir respirando si no estamos nosotros para recordarte que toda tu vida es un caos?...”
Una sonrisa agria y bella se instaló en sus carnosos labios, al mismo tiempo que él veía la inconformidad en las facciones de Alexandra. Al siguiente minuto tuvo un inconveniente con su maleta de ruedas, terminando ésta abierta y regando a su alrededor las pertenencias de la fémina. Hubo un momento de tensión, de aquellos infaltables cuando ambos hermanos estaban en un mismo lugar, hasta que Natzhiel se quitó uno de los audífonos, habitando de lleno su realidad y desvaneciendo su linda ficción. La sonrisa de hacía unos instantes se había transformado en una de aquellas que siempre llevaba en el rostro. Su expresión era amable y fría, mientras que su cuerpo se acercaba al ajeno y se agachaba para ayudarle a recoger sus cosas del suelo, limpiándolas un poco antes de meterlas al baúl con suma delicadeza. Sus manos, delgadas en extremo, cumplían su labor con gracilidad, mientras todo él parecía un muñeco de porcelana. Frío, bello, accesible e inamovible. Ni con su hermana dejaba sus modales de lado, eso era evidente. Él siempre sería el más educado y refinado de los Jackes, era el estigma que había sido grabado en él al nacer. Sus ademanes eran limpios y audaces, sobre todo cuando se puso en pie y su diestra deslizó el tirante de su mochila negra a través de la extensión del respectivo brazo, hasta capturarlo con la mano, para luego entregársela a Alexandra. Aquella misma mano quedó extendida, a la espera de que ella la tomara para levantarse, aunque no le sorprendería que no correspondiera a su gesto. Su mano izquierda había dejado su propio maletín de ruedas para tomar el baúl de ella, dispuesta a lidiar con el peso que significaba.
Su mirada negra y opaca vagabundeaba por el rostro de su hermana, a la espera. Y el sonido del silencio seguía silbando en la atmósfera, mientras el susurro deleitaba sus oídos con un dulce engaño.
Tell me what you want to hear…
Something that were like those years.
I’m sick of all the insincere…
So now I’m gonna give all my secrets away.
This time don’t need another perfect lie…
Don’t care if critics never jump in line.
I’m gonna give all my secrets away.
Something that were like those years.
I’m sick of all the insincere…
So now I’m gonna give all my secrets away.
This time don’t need another perfect lie…
Don’t care if critics never jump in line.
I’m gonna give all my secrets away.
Y una parte de su mente todavía tuvo tiempo para preguntarse qué canción seguiría.
A. Natzhiel Jackes- 4th Junior
- Edad : 30
Fecha de nacimiento : 29/03/1994
Mensajes : 30
Fecha de inscripción : 09/09/2013
Localización : Perdido y Encontrado.
Re: [Privado|Alexandra Jackes] Just A Single Song
Sin importar lo mucho que tratara de no depender de nadie, yo misma me traicionaba. A veces sentia que cada accidente que me ocurria era planeado inconsientemente para llamar la atencion de mi hermano o de mi padre. De cierta manera me engañaba pensando que yo los provocaba por el deseo de que ellos estuvieran cerca de mi pero a la vez no era de esa manera. Yo era una persona torpe y distraida por naturaleza. Con una facilidad podia meterme en problemas y para mi buena suerte siempre habia alguien que me tendiera la mano fuese mi hermano que lo hacia mas por sus valores moral a que por que quisiera brindarle una mano a la asesina de su madre y pues mi padre solo lo hacia por que era mas obligacion que nada. No se veria bienque mi padre dejara morir a su unica hija mucho menos me dejaria morir por el gran parecido que tenia a mi madre. Si esos dos individuos estaban cerca siempre habia alguien ahi para auxiliarme.
La temporada que habia vivido con mi nana Kalisha habia sido casi igual de estresante como lo fue despues de su muerte viviendo ya con mi padre. Ella decia que yo no veia la maldad en las personas, que era inocente y que cualquiera podria aprovecharse de mi. Le infartaba verme llegar acompañada de algun desconocido y de lo facil que era para mi dar informacion. Mi nana Kalisha decia que si no aprendia y me daba cuenta que las personas eran malas luego me pasaria algo horrible que me marcaria por el resto de mi vida. Yo siempre le contestaba que uno no puede ir por el mundo desconfiando de todos que hay personas que no se lo merecen y que si algo malo llegara a pasarme entonces aprenderia mi leccion.
Tambien me advertia que cosas malas me pasarian si seguia siendo tan terca como lo era mi padre o tan buena y humanitaria como lo era mi madre preocupandome por todos. Recorde exactamente un suceso en especial. Mi padre solia darle a mi nana un dinero mensual para cubrir la renta de nuestro departamento, los gastos de la casa como comida y recibos y un poco mas para que me llevara de paseo. Yo habia tomado de ese dinero para donarlo a un albergue de animales maltratados y cruelmente mutilados. Ese mes la pasamos mal pero mi nana Kalisha sabia perfectamente que si mencionaba lo ocurrido me iria muy mal asi que fuimos a comprar ingredientes para verder postres. Despues de comprar todo nos subimos aun taxi y fue ahi que aprendi una leccion ser tan espontanea podia causar accidentes peligrosos. Un perro estaba a mitad de camino lo habia visto desde que cruzamos la esquina y el taxista parecia no importarle. Asi que solo tuve la sensacion de miedo y mi cuerpo reacciono por si solo cubriendole los ojos al chofer y estirando mi mano para desviar el volante y que no atropellaramos al perro. El animal estaba bien pero en cambio mi nana Kalisha, el taxista y yo habiamos terminado con varios golpes al chocar contra un auto estacionado. Buscar el bien por unos podia traer desgracia a otros.
Extrañaba a ni nana, ella me habia visto crecer en el vientre de mi madre y tambien la habia cuidado durante el embarazo. Cuando naci ella fue la que se encargo de mi por el rechazo de mi padre. Lo que seria un trabajo por 9 meses termino siendo mas que eso gracias a mis abuelos que no querian dejarme sola y desaparada en una casa en la que no era bienvenida. Mi nana Kalisha era exactamente lo que para mi una madre debia ser cariñosa, amable, bondadosa, de caracter fuerte a la hora de diciplinarme, una buena cocinera, comprensible y sobre todo que me trataba con respeto. Ella habia sido mi guia y ahora no la tenia. Por eso, quizas era mas rebelde que nunca. Yo habia metido a mis abuelos en problemas por un capricho o mas bien por una necesidad. Eso que siempre me habia faltado cercania con mi hermano lejos de la vista de mi padre.
Ahora me encontraba aqui en medio de un bosque que afectaba mi salud por la humedad, en una ciudad o pueblo que no conocia y se veia mas tetrico que agradable y sobre todo sola aqui no estaban mis abuelos pero tampoco mi padre y lo unico que tenia era un hermano al que le resultaba indiferente. No sabia si eso era bueno, malo o simplemente no era ninguno de los dos. Tan rapido se me habian quitado las ganas de asistir a esta escuela, queria regresar con mis abuelos y a la vez queria mantenerme lo mas lejos de la tristeza que les habia causado. El lugar indicado para mi era este.
Al abri mis ojos lentamente me encontraba aun tirada en el suelo con el baul abierto. No habia sido un sueño esto si me estaba pasando. Senti verguenza de pensar que mi hermano me veia desde enfrente si es que este no se habia marchado ya dejandome ahi sola. No queria voltear para ver cual de los dos escenarios estaria apunto de vivir. No quedaba de otra mas que recoger mis pertenencias. Escuche y observe de reojo la figura que se ponia a mi lado. Observe sus manos perfectas moverse y tomar algunas de mis cosas que estaban en el suelo, como las limpiaba y luego introducia al baul. Hice lo mismo pensando en que no podria cargar el baul hasta que mi hermano extendio su brazo con su maletin. Me le quede viendo lo que para mi fue un largo rato de seguro habian sido solo segundos.
Tome finalmente su maleta para acomodarmela viendo luego que tomaba el baul para cargarlo Me sorprendi de sobre manera y mi voz salio de mis labios sin que yo lo supiera- No -fue todo lo que dije parandome frente a el sin quitarle la mirada. Ahora que estaba haciendo? El de alguna forma se habia ofrecido a ayudarme pero en mi afan de hacerle era ver que no lo necesitaba o no queria molestarlo detuve su accion. Esperaba que me hiciera caso que dejara el baul en el suelo y tomara su maletin. Esto lo hacia por orgullo y por la esperanza de salir adelante por mi propia mano y mis esfuerzos. No venia aqui para tomar a Natzhiel como mi protector y a la vez mi victima de seguro de tantos accidentes que me ocurririan por que asi era yo una problematica.
Con suavidad me quite su maletin extendiendoselo y estirando mi mano para tomar el baul aun observandolo, ese silencio tan abrumador que nos rodeaba me tenia algo nerviosa. Me acerque mas para quitarle el baul con cuidado de no lastimarlo. Me seria dificil cargarlo pero ya luego buscaria como llevarlo hasta la escuela sin molestar a Natzhiel-
La temporada que habia vivido con mi nana Kalisha habia sido casi igual de estresante como lo fue despues de su muerte viviendo ya con mi padre. Ella decia que yo no veia la maldad en las personas, que era inocente y que cualquiera podria aprovecharse de mi. Le infartaba verme llegar acompañada de algun desconocido y de lo facil que era para mi dar informacion. Mi nana Kalisha decia que si no aprendia y me daba cuenta que las personas eran malas luego me pasaria algo horrible que me marcaria por el resto de mi vida. Yo siempre le contestaba que uno no puede ir por el mundo desconfiando de todos que hay personas que no se lo merecen y que si algo malo llegara a pasarme entonces aprenderia mi leccion.
Tambien me advertia que cosas malas me pasarian si seguia siendo tan terca como lo era mi padre o tan buena y humanitaria como lo era mi madre preocupandome por todos. Recorde exactamente un suceso en especial. Mi padre solia darle a mi nana un dinero mensual para cubrir la renta de nuestro departamento, los gastos de la casa como comida y recibos y un poco mas para que me llevara de paseo. Yo habia tomado de ese dinero para donarlo a un albergue de animales maltratados y cruelmente mutilados. Ese mes la pasamos mal pero mi nana Kalisha sabia perfectamente que si mencionaba lo ocurrido me iria muy mal asi que fuimos a comprar ingredientes para verder postres. Despues de comprar todo nos subimos aun taxi y fue ahi que aprendi una leccion ser tan espontanea podia causar accidentes peligrosos. Un perro estaba a mitad de camino lo habia visto desde que cruzamos la esquina y el taxista parecia no importarle. Asi que solo tuve la sensacion de miedo y mi cuerpo reacciono por si solo cubriendole los ojos al chofer y estirando mi mano para desviar el volante y que no atropellaramos al perro. El animal estaba bien pero en cambio mi nana Kalisha, el taxista y yo habiamos terminado con varios golpes al chocar contra un auto estacionado. Buscar el bien por unos podia traer desgracia a otros.
Extrañaba a ni nana, ella me habia visto crecer en el vientre de mi madre y tambien la habia cuidado durante el embarazo. Cuando naci ella fue la que se encargo de mi por el rechazo de mi padre. Lo que seria un trabajo por 9 meses termino siendo mas que eso gracias a mis abuelos que no querian dejarme sola y desaparada en una casa en la que no era bienvenida. Mi nana Kalisha era exactamente lo que para mi una madre debia ser cariñosa, amable, bondadosa, de caracter fuerte a la hora de diciplinarme, una buena cocinera, comprensible y sobre todo que me trataba con respeto. Ella habia sido mi guia y ahora no la tenia. Por eso, quizas era mas rebelde que nunca. Yo habia metido a mis abuelos en problemas por un capricho o mas bien por una necesidad. Eso que siempre me habia faltado cercania con mi hermano lejos de la vista de mi padre.
Ahora me encontraba aqui en medio de un bosque que afectaba mi salud por la humedad, en una ciudad o pueblo que no conocia y se veia mas tetrico que agradable y sobre todo sola aqui no estaban mis abuelos pero tampoco mi padre y lo unico que tenia era un hermano al que le resultaba indiferente. No sabia si eso era bueno, malo o simplemente no era ninguno de los dos. Tan rapido se me habian quitado las ganas de asistir a esta escuela, queria regresar con mis abuelos y a la vez queria mantenerme lo mas lejos de la tristeza que les habia causado. El lugar indicado para mi era este.
Al abri mis ojos lentamente me encontraba aun tirada en el suelo con el baul abierto. No habia sido un sueño esto si me estaba pasando. Senti verguenza de pensar que mi hermano me veia desde enfrente si es que este no se habia marchado ya dejandome ahi sola. No queria voltear para ver cual de los dos escenarios estaria apunto de vivir. No quedaba de otra mas que recoger mis pertenencias. Escuche y observe de reojo la figura que se ponia a mi lado. Observe sus manos perfectas moverse y tomar algunas de mis cosas que estaban en el suelo, como las limpiaba y luego introducia al baul. Hice lo mismo pensando en que no podria cargar el baul hasta que mi hermano extendio su brazo con su maletin. Me le quede viendo lo que para mi fue un largo rato de seguro habian sido solo segundos.
Tome finalmente su maleta para acomodarmela viendo luego que tomaba el baul para cargarlo Me sorprendi de sobre manera y mi voz salio de mis labios sin que yo lo supiera- No -fue todo lo que dije parandome frente a el sin quitarle la mirada. Ahora que estaba haciendo? El de alguna forma se habia ofrecido a ayudarme pero en mi afan de hacerle era ver que no lo necesitaba o no queria molestarlo detuve su accion. Esperaba que me hiciera caso que dejara el baul en el suelo y tomara su maletin. Esto lo hacia por orgullo y por la esperanza de salir adelante por mi propia mano y mis esfuerzos. No venia aqui para tomar a Natzhiel como mi protector y a la vez mi victima de seguro de tantos accidentes que me ocurririan por que asi era yo una problematica.
Con suavidad me quite su maletin extendiendoselo y estirando mi mano para tomar el baul aun observandolo, ese silencio tan abrumador que nos rodeaba me tenia algo nerviosa. Me acerque mas para quitarle el baul con cuidado de no lastimarlo. Me seria dificil cargarlo pero ya luego buscaria como llevarlo hasta la escuela sin molestar a Natzhiel-
Alexandra Jackes- 1st Junior
- Edad : 27
Fecha de nacimiento : 06/05/1997
Mensajes : 28
Fecha de inscripción : 19/08/2013
Re: [Privado|Alexandra Jackes] Just A Single Song
- DISENCHANTED:
En el preciso instante que formuló la pregunta mental sobre la siguiente canción, ésta empezó a sonar, inundándole la audición. Las notas, exuberantes, reclamaron la soberanía de su mente, dedicándole las voluptuosas palabras que aquella voz predicaba. La silueta de la feliz tristeza abarcó sus orbes negros, al mismo tiempo que las garras que buscaban lastimarle en lo más hondo. Empero, él sabía que daría bienvenida abierta a aquellas villanas, porque la villanía debía ser su fiel amiga. Ella era quien se plantaba a su lado, murmurando lo que debía hacer, y también atormentándolo, pero él soportaba aquellos tormentos. Y no, no iba a auto compadecerse diciendo que era una víctima ni mostrándose como tal, sino que admitía con total honestidad que no podía vivir sin sus propios tormentos. Estaba tan acostumbrado a aquella monotonía…
I hate the ending myself...
but it started with an alright scene.
Ahh… ¿Cómo una simple canción podía mimetizarse tanto con una persona?.. Natzhiel no tenía idea. De hecho, si se detenía a pensarlo, no tenía idea de nada. Eran las voces de su interior quienes sabían todo por él, sus maestras, sus amigas, sus tormentos… Y, como es bien sabido, las verdaderas amigas están para decirle a uno sus verdades… por crueles que éstas puedan ser. Demuestran su lealtad a través del dolor, porque, por lo menos el dolor sirve para poder convencerse de que se está vivo. Para poder convencerse de que, algunas veces, se puede sentir algo. Lo que sea.
If I’m so wrong…
how can you listen all night long?
Now will it matter after I’m gone?
... because you never learned a goddamned thing.
Aquel segundo, congelado en el tiempo, atesorado a la vez que repudiado, se fijaba en su mente con un afán casi obseso. El viento detenía su avance, las nubes grises dejaban de desfilar en el desvaído cielo, las hojas secas de los árboles quedaban inmóviles antes de caer al árido suelo. El mundo se detenía. La vida misma se detenía. Incluso sus verdugos se detuvieron, dejando que el inofensivo eco hiciera de las suyas con sus tímpanos, reduciéndolos a nada y dejando que su mente le torturara mostrándole cómo la verdad podía destruir su propio raciocinio, cómo podía perforarle los oídos y hacer sangrar su propio cerebro. La lamentable visión fue disfrutada y saboreada por la punta de su lengua, como quien se deleita con el manjar más dulce y agrio que habría de probar en toda su vida. Y el eco destructor seguía.
You’re just a sad song…
with nothing to say...
Y el manto del silencio cubrió sus labios, en medio de aquel momento eternizado. “No eres más que eso, Natz… No existe más que eso”, decían aquellas voces, sus mentoras. “Ahógate… en el putrefacto pozo que significa tu interior… Sin nada que decir… Sin nada que sentir…” Y él les creía. Él solo se dejaba llevar ciegamente, como un miserable niño que imita con adoración a su mayor, a su superior. Como un miserable niño que no tiene idea de nada… o que se siente tan inocentemente bien con lo bueno y lo malo que obtiene, con sus beneficios y sus tormentos, que no tiene nada que objetar. Y la ventisca de lo prohibido paseaba sobre su cabeza, bailando con sus cabellos negros, al mismo tiempo que el reloj reanudaba su avance. El encantamiento se rompía, igual que todos los hechizos de la vida. Guardó en su memoria cada movimiento de su hermana, para recordarse a sí mismo que todo debía seguir tal cual si algún día su debilidad amenazaba con ceder ante lo que creía que sentía. Ante aquella ilusión que se volvía irresistible con cada día que transcurría. Sus oídos estaban perdidos, destrozados y más vivos que nunca. Fueron sus pozos azabache los que procedieron a leer los labios de la fémina. Como es evidente ya, no le sorprendió su respuesta, como tampoco le hubiera sorprendido la respuesta inversa. Simplemente su mente se encargaba de prepararlo para todo. Y ella se puso en pie.
So go… Go away…
Just go… Run away...
Just go… Run away...
But, where did you run to?
And where did you hide?
And where did you hide?
Go find another way…
Price you pay…
Su mirar oscuro divagó entre las pertenencias, desinteresado del todo. Sentía la mirada de Alexandra en él y se preguntó con curiosidad por qué tanto afán hacia su persona. “Porque ella sí siente, Natz…” Ahh… siempre su más fiel amiga estaba allí, lista para decirle la verdad cuando fuera necesario, cuando él no pudiera verla… o cuando ni quisiera verla. El pelinegro se limitó a tomar de vuelta su mochila lignita, en medio de aquel silencio glacial que, en realidad, parecía ser un barullo de mentes y sinfonías. Y recuerdos… Siempre, de recuerdos. Más que nada, de recuerdos. Con disimulo, se aseguró de que el baúl de su hermana estuviera debidamente cerrado, antes de devolvérselo. Hizo un audaz ademán con la diestra, indicándole que ella debía ir delante y con sus pupilas manifestando que no aceptaría un no como respuesta. Su expresión era amable, pero al mismo tiempo firme, y aquello se podía demostrar por la leve y casi delicada hendidura de su ceño. Además del hecho de que miraba directamente a Alexandra. Se dispuso a caminar detrás de ella, por si sufría algún otro accidente. Entonces cayó en la cuenta de que ir adelante o ir atrás daba exactamente igual, porque ni quien iba delante veía el gesto del seguidor, ni quien iba atrás veía el gesto del guía.
Su hermana conocía, en teoría, el camino hacia St. Kennet, así que no debería suponerle un gran problema encabezar el camino. Natzhiel se colgó la mochila negra del hombro, dejando que el peso de ésta reposara sobre su espalda, agotada, como quien obtiene descanso luego de mucho ajetreo. Las ruedas de su maletín luchaban contra el árido césped, por lo cual él debía emplear algo de fuerza para que ninguna piedra del lugar terminara por arrebatarle el equipaje de las manos. “Sí… ¿Dónde te escondes?... ¿A dónde vas?... No eres más que una canción triste… Sin nada que decir…”
Su hermana conocía, en teoría, el camino hacia St. Kennet, así que no debería suponerle un gran problema encabezar el camino. Natzhiel se colgó la mochila negra del hombro, dejando que el peso de ésta reposara sobre su espalda, agotada, como quien obtiene descanso luego de mucho ajetreo. Las ruedas de su maletín luchaban contra el árido césped, por lo cual él debía emplear algo de fuerza para que ninguna piedra del lugar terminara por arrebatarle el equipaje de las manos. “Sí… ¿Dónde te escondes?... ¿A dónde vas?... No eres más que una canción triste… Sin nada que decir…”
A. Natzhiel Jackes- 4th Junior
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Re: [Privado|Alexandra Jackes] Just A Single Song
Me habia percatado de algo A veces cuando Natzhiel parecia estarte viendo no era asi, sus ojos negros y opacos se mantenian apagados como si su cerebro le indicara a los ojos que disimularan ver por que habia informacion que no era necesaria Sus ojos eran engañosos como lo era su persona, Natzhiel era un misterio la mayor parte del tiempo. Habia escuchado decir a mi nana que las personas que aparentan o son amables y buscan ayudarte, esas que te hablan con dulzura son de lo peor pero yo no creia que mi hermano fuera asi Yo sentia que se reprimia todo lo que sentia y queria ser por mi padre Tenia el peso de ser el primer hijo y para agregarle el varon que se encargaria de todos los negocios de Daniel. Mi hermano no tenia otra salida que ser y comportarse como mi padre queria. Mi hermano era como una cebolla con tantas capas.
Segui mirandolo hasta que por fin se dio cuenta de que lo veia. Su mano finalmente se acerco a tomar su mochila. Note que tardo un poco en darme mi baul y como pasaba sus manos quizas asegurandose de que el baul no me jugaria un mal rato de nuevo. Uno se preguntaria por que llevar un baul de semejante tamaño a una escuela cuando puedo llevar solo una maleta como la demi hermano? pues simple por que ese baul le habia pertenecido a mi madre mi abuela me lo dio antes de venir junto con una caja muy linda donde mamá guardaba sus cosas preciadas. Yo queria hacer lo mismo. Pase con suavidad mi mano por el baul sonriente. Entonces pense en que mi nana tenia razon sobre las personas como todos usan una mascara para su beneficio. Incluso yo lo habia hecho un monton de veces para obtener lo que queria sin fijarme en que podia hacer daño a otros y eso que no lo buscaba. Lo ultimo que queria era ir lastimando a personas por que si. Al sentir como dejaba el baul senti su peso era incluso mas pesado que yo. Abri mis ojos con asombro y espere a que se fuera adelante. Natzhiel cambio los roles ahora yo tendria que ir primero y el me seguiria.
Lentamente gire mi cabeza hasta ver el camino y luego hacia el cielo que se oscurecia. No queria quedarme aqui atrapada en la noche. Siempre los peores asesinatos ocurrian en un bosque, un lugar de donde los gritos y suplicas llegaban a oidos sordos. Queria pedir que el fuera primero pero con la mirada que me hecho me hacia sentir que para esa peticion era un rotundo no. Sujete con una mano el baul y con la otra el cubo que llevaba por maletin donde traia mi medicina y otras cosas. Di un suave jalon al baul pero este no se movio asi que lo tuve que dar mas fuerte inclinando mi cuerpo hacia enfrente de esa manera se movio. Ahora no solo era mi respiracion la que estaba afectando mi cuerpo si no el dolor en mi brazo por el peso del baul y mi espalda y cintura. Pero eso no era suficiente para hacerme caer y pedir ayuda. El orgullo iba a terminar conmigo. No queria depender de el pero si dependeria inconsientemente.
La constante lucha que tenia contra el baul era demasiado mas aparte sentir la presion de que Natzhiel viniera detras de mi me hacia sentir mucho peor. No queria fallar y que se diera cuenta que mi padre tenia razon sobre mi que era una inutil, una sanguijuela que se alimentaba de otros. Sabia que mi hermano no me veia y aunque no me viera era como si pudiera leerme. No entendi por que era tan observador me aterraba esa parte de e. Presione mas mi mano apretando la manija del baul empujando mas mi cuerpo pero ya no podia queria descansar asi que sin mas me detuve y sin verlo hable- Me incomoda que vayas detras de mi -comente con seriedad- Te estoy atrasando por que no te vas ya. Ambos sabemos que se el camino -estaba mintiendo en lo ultimo si sabia llegar pero era tan desorientada que me perderia. Solo queria alejarme de esa precion que sentia- Si me ocurre algo llamare a alguien del staff de la escuela para que venga a ayudarme -dije todo sin darle tiempo a que protestara y antes de que preguntara como sabia el numero de la escuela hable- mi abuelo me lo dio
Segui mirandolo hasta que por fin se dio cuenta de que lo veia. Su mano finalmente se acerco a tomar su mochila. Note que tardo un poco en darme mi baul y como pasaba sus manos quizas asegurandose de que el baul no me jugaria un mal rato de nuevo. Uno se preguntaria por que llevar un baul de semejante tamaño a una escuela cuando puedo llevar solo una maleta como la demi hermano? pues simple por que ese baul le habia pertenecido a mi madre mi abuela me lo dio antes de venir junto con una caja muy linda donde mamá guardaba sus cosas preciadas. Yo queria hacer lo mismo. Pase con suavidad mi mano por el baul sonriente. Entonces pense en que mi nana tenia razon sobre las personas como todos usan una mascara para su beneficio. Incluso yo lo habia hecho un monton de veces para obtener lo que queria sin fijarme en que podia hacer daño a otros y eso que no lo buscaba. Lo ultimo que queria era ir lastimando a personas por que si. Al sentir como dejaba el baul senti su peso era incluso mas pesado que yo. Abri mis ojos con asombro y espere a que se fuera adelante. Natzhiel cambio los roles ahora yo tendria que ir primero y el me seguiria.
Lentamente gire mi cabeza hasta ver el camino y luego hacia el cielo que se oscurecia. No queria quedarme aqui atrapada en la noche. Siempre los peores asesinatos ocurrian en un bosque, un lugar de donde los gritos y suplicas llegaban a oidos sordos. Queria pedir que el fuera primero pero con la mirada que me hecho me hacia sentir que para esa peticion era un rotundo no. Sujete con una mano el baul y con la otra el cubo que llevaba por maletin donde traia mi medicina y otras cosas. Di un suave jalon al baul pero este no se movio asi que lo tuve que dar mas fuerte inclinando mi cuerpo hacia enfrente de esa manera se movio. Ahora no solo era mi respiracion la que estaba afectando mi cuerpo si no el dolor en mi brazo por el peso del baul y mi espalda y cintura. Pero eso no era suficiente para hacerme caer y pedir ayuda. El orgullo iba a terminar conmigo. No queria depender de el pero si dependeria inconsientemente.
La constante lucha que tenia contra el baul era demasiado mas aparte sentir la presion de que Natzhiel viniera detras de mi me hacia sentir mucho peor. No queria fallar y que se diera cuenta que mi padre tenia razon sobre mi que era una inutil, una sanguijuela que se alimentaba de otros. Sabia que mi hermano no me veia y aunque no me viera era como si pudiera leerme. No entendi por que era tan observador me aterraba esa parte de e. Presione mas mi mano apretando la manija del baul empujando mas mi cuerpo pero ya no podia queria descansar asi que sin mas me detuve y sin verlo hable- Me incomoda que vayas detras de mi -comente con seriedad- Te estoy atrasando por que no te vas ya. Ambos sabemos que se el camino -estaba mintiendo en lo ultimo si sabia llegar pero era tan desorientada que me perderia. Solo queria alejarme de esa precion que sentia- Si me ocurre algo llamare a alguien del staff de la escuela para que venga a ayudarme -dije todo sin darle tiempo a que protestara y antes de que preguntara como sabia el numero de la escuela hable- mi abuelo me lo dio
Alexandra Jackes- 1st Junior
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Re: [Privado|Alexandra Jackes] Just A Single Song
Su mirada seguía clavada en la espalda de su hermana, cual docena de dagas que buscaban hundirse en su piel. Veía sus frustrados intentos de continuar. Probablemente la caída todavía causaba dolor en algunas partes de su cuerpo. No obstante, Natzhiel sabía muy bien que su hermana no le pediría ayuda. ¿Por qué?... Por temor y por orgullo. ¿Acaso no eran la misma cosa, aunque parecieran ser dos totalmente distintas? Y en aquel juego de dos también se colaba la vergüenza, lo que generaba más temor y más orgullo. Era una reacción razonable. Sintió el impulso de insistir en llevar el baúl él, pero se abstuvo de ceder ante aquel elán vital. ¿Por qué? ¿Por temor a su rechazo o porque dejar caer su careta significaría dejar de lado su orgullo?... Y, nuevamente, lo mismo. El ciclo volvía a repetirse. Una y otra vez, hasta el cansancio. Sus pasos calmos sobre el seco césped provocaban que sus botines parecieran acariciar el terreno cuando, en realidad, sólo lo utilizaba para su preciado fin. Llegar a St. Kennet. Su respiración seguía siendo regular, equilibrada y siempre en control, como él mismo. Las voces en su cabeza seguían hablando, mientras Natzhiel intentaba, por vez primera en el día, ignorarlas. Tal vez lo hubiera logrado, de no ser por la canción que Dios quiso que sus tímpanos grabaran.
- CREEP:
Un leve suspiro brotó de su boca, rozando sus carnosos labios antes de mezclarse con la atmósfera. Una sonrisa torcida luchó contra su resistencia, siendo vencida por ésta. ¿Por qué el querer sonreír? ¿Por qué el afán de burlarse de sí mismo de esa manera?... “Vamos, Natz… Es gracioso. Tú eres gracioso. Tu vida es una eterna pantomima… ¿No crees que la situación es divertida?... Escucha…”
When you were here before,
couldn’t look you in the eye...
couldn’t look you in the eye...
You’re just like an angel
Your skin makes me cry...
Your skin makes me cry...
Y el aire terminó por escapar de sus fosas nasales, dejando que una extraña risa tomara forma. La casi imperceptible sonrisa que ornaba su faz decía que, en efecto, era divertido… Sus mentoras le decían que podía reírse de sí mismo. Reírse… con una de esas risas que sólo se logran después de muchas lágrimas. Así de amarga… Así de dulce… Así de vívida. Sus ojos, siempre siendo pozos oscuros, seguían fijos en su hermana, viéndola fallar una y otra vez. Le divertía. En aquella estancia, ya no podía asegurar qué, pero le divertía. Ella, él, todo… “Qué ridiculez, ¿verdad?... Es gracioso lo aterrador y lo patético que puedes llegar a ser, Natz…” Y las palabras de su hermana se volvieron la confirmación. Natzhiel leyó sus labios, hundiéndose en aquella voz susurrante que insertaba ideas en su mente.
But I’m a creep
I’m a weirdo
What the hell am I doing here?
I’m a weirdo
What the hell am I doing here?
I don’t belong here...
“Está a la defensiva… Eso, ríete… de su debilidad y de su rechazo… ¿Qué harás, Natz?...” Se mordió muy suavemente el labio inferior, sin que aquello se notara en su rostro, cuyos ojos estaban fijos en su hermana. Llevó la diestra al oído respectivo, destrabando uno de los audífonos y sosteniéndolo en el aire con gesto impecable, en señal de que durante ese momento escucharía… aunque fuera a medias. Sí… Así de cretino… Así de frío… Así de amable.
I don’t care if it hurts...
I wanna have control
I wanna have control
I want a perfect body...
I want a perfect soul...
I want a perfect soul...
Otra vez esa sonrisa imperceptible se asomaba a su rostro, mientras dejaba que el audífono que su derecha sostenía cayera con gracilidad sobre el cuero negro de su casaca. Consideró el decir que no le interesaba atrasarse o no, lo cual era cierto. El llegar o no llegar a tiempo a algo que no le apasionaba, no podía interesarle menos. Era la historia de su vida, nada le interesaba, nada lograba despertarle auténtico interés. Sin embargo, sabía que no debía concretar aquel pensamiento ni volverlo palabras. Por la paz. – Como gustes. – Se limitó a murmurar con calma, dándole a su boca un estiramiento cortés, el cual culminó en una bella y gélida sonrisa. Caminó sin dificultad alguna, dejando la silueta de Alexandra tras de sí e internándose entre los árboles deshojados. “But I’m a creep…”, se dijo mentalmente, mientras su sonrisa se desfiguraba y sufría una amarga metamorfosis.
Sus pasos, precisos, le alejaron de su hermana, tal como él quería. Su mirada se perdía en el cielo, dándole un aura distraída y ensimismada. Buscaba formas en las nubes, formas vagas que se disolverían por el soplido del viento. Disfrutaba aquellos momentos que podía compartir sólo consigo mismo y las voces de su cabeza. Aunque ellas taladraran su cerebro y lograran desangrar su corazón, disfrutaba ese dolor, y al ser él mismo su más fiel testigo, no importaba nada más. Sólo era una presencia más en el mundo, formando parte de él, perdiéndose en él y fundiéndose en él... Siendo uno con el Universo. Sus ojos brillaron tenuemente ante las formas encontradas en el desteñido firmamento, deteniendo su camino para admirar aquella belleza que se hallaba escondida en el marco de la simpleza y la fealdad. Aquella belleza secreta que ninguna mina de oro podría comprar, porque era tan libre que pertenecía a todos a la vez que a nadie… y ahí radicaba su enorme valor. La canción en sus oídos se volvía desesperada, pero él flotaba en el limbo, consciente, en alguna parte de su mente, que pronto terminaría aquel breve momento de felicidad. Felicidad efímera. “Felicidad ingrata, que siempre te da la espalda…”, murmuraron las voces. Lo extraño fue que, al estar todavía inmerso en la hermosura del gris cielo, sus maestras parecían contagiarse de una tranquilidad anormal, casi de una resignación o una pena… Pena por él. Y él las comprendía. “Es hora de volver, chico… Despídete”. Natzhiel obedeció, como un niño que obedece a su madre cuando ésta le dice que ya se van del parque de diversiones... sonriendo ampliamente, pero de manera fugaz. Elevó una mano al cielo, de modo que su palma le diera la bienvenida, al mismo tiempo que se despedía. Sus ojos, ahora transparentes, espejos que parecían ser benevolentes, reflejaron el majestuoso desfile de los pedazos de algodón en el cielo, mientras él se sentía infinitamente afortunado por poder capturar aquellos segundos en su memoria. Y su mano fue descendiendo, al mismo tiempo que lo cristalino en sus pupilas de perdía. Sus falanges terminaron donde debían estar por efecto de la gravedad. Sus ojos volvieron a su vacío abismal.
Suspiró audiblemente, dejando que aquella descomunal exhalación repercutiera en su cuerpo entero, para luego adoptar la postura de perfección humana que había ostentado anteriormente y caminar entre los árboles. Estaba dando un giro para volver al lugar donde había dejado a su hermana. No pensaba dejarla sola. Con pasos ahora firmes y audaces, logró atravesar aquellos vericuetos boscosos, oculto en ellos. Así, siguiendo a su hermana, sabiendo de los problemas que tendría, protegiendo su orgullo y su temor. El orgullo y temor de ambos.
Sus pasos, precisos, le alejaron de su hermana, tal como él quería. Su mirada se perdía en el cielo, dándole un aura distraída y ensimismada. Buscaba formas en las nubes, formas vagas que se disolverían por el soplido del viento. Disfrutaba aquellos momentos que podía compartir sólo consigo mismo y las voces de su cabeza. Aunque ellas taladraran su cerebro y lograran desangrar su corazón, disfrutaba ese dolor, y al ser él mismo su más fiel testigo, no importaba nada más. Sólo era una presencia más en el mundo, formando parte de él, perdiéndose en él y fundiéndose en él... Siendo uno con el Universo. Sus ojos brillaron tenuemente ante las formas encontradas en el desteñido firmamento, deteniendo su camino para admirar aquella belleza que se hallaba escondida en el marco de la simpleza y la fealdad. Aquella belleza secreta que ninguna mina de oro podría comprar, porque era tan libre que pertenecía a todos a la vez que a nadie… y ahí radicaba su enorme valor. La canción en sus oídos se volvía desesperada, pero él flotaba en el limbo, consciente, en alguna parte de su mente, que pronto terminaría aquel breve momento de felicidad. Felicidad efímera. “Felicidad ingrata, que siempre te da la espalda…”, murmuraron las voces. Lo extraño fue que, al estar todavía inmerso en la hermosura del gris cielo, sus maestras parecían contagiarse de una tranquilidad anormal, casi de una resignación o una pena… Pena por él. Y él las comprendía. “Es hora de volver, chico… Despídete”. Natzhiel obedeció, como un niño que obedece a su madre cuando ésta le dice que ya se van del parque de diversiones... sonriendo ampliamente, pero de manera fugaz. Elevó una mano al cielo, de modo que su palma le diera la bienvenida, al mismo tiempo que se despedía. Sus ojos, ahora transparentes, espejos que parecían ser benevolentes, reflejaron el majestuoso desfile de los pedazos de algodón en el cielo, mientras él se sentía infinitamente afortunado por poder capturar aquellos segundos en su memoria. Y su mano fue descendiendo, al mismo tiempo que lo cristalino en sus pupilas de perdía. Sus falanges terminaron donde debían estar por efecto de la gravedad. Sus ojos volvieron a su vacío abismal.
Suspiró audiblemente, dejando que aquella descomunal exhalación repercutiera en su cuerpo entero, para luego adoptar la postura de perfección humana que había ostentado anteriormente y caminar entre los árboles. Estaba dando un giro para volver al lugar donde había dejado a su hermana. No pensaba dejarla sola. Con pasos ahora firmes y audaces, logró atravesar aquellos vericuetos boscosos, oculto en ellos. Así, siguiendo a su hermana, sabiendo de los problemas que tendría, protegiendo su orgullo y su temor. El orgullo y temor de ambos.
Última edición por A. Natzhiel Jackes el Jue Oct 17, 2013 9:19 pm, editado 2 veces
A. Natzhiel Jackes- 4th Junior
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Re: [Privado|Alexandra Jackes] Just A Single Song
Le di un poco la espalda para que esos ojos que observaban mas haya de mi alma no notaran que le mentia. Por que si bien mis ojos siempre me traicionaban siempre mostraban lo que no queria enseñar; esa debilidad que no solo estaba en mi cuerpo si no en mi espiritu. Antes uando era mas pequeña le decia eso siempre esperanzada a que me dijera que no me dejaria sola que estaria conmigo pero la respuesta siempre era otra. Me dejab ahi como se lo habia pedido. Me abandonaba siempre en mi estado mas fragil. Le hacia eso una y otra vez con la esperanza que algun dia dijera que no pero la realidad era otra. El como yo solo buscaba una excusa por mas pequeña que fuera par irse de mi lado. En esta ocasion no era diferente pero ahora si queria estar sola, no soportaba la presion que ponia sobre mis hombros. Yo no era perfecta como el y no intentaba serlo. Estaba llena de imperfecciones empezando por este cuerpo debil que tenia seguido de mi caracter hacia las personas que me imponian sus ideas o sus deberes. Yo no era titere de nadie. Naci con una mente propia y yo sabia con que alimentarla aunque fuera porquerias. Pense quizas solo pense o mas bien soñe en que el podia quedarse conmigo, ambos estabamos en tierras desconocidas. Yo mucho mas que el. Era la primera vez que me alejaba tanto de casa pero su reaccion fue de esperarse en cuanto le dije que se fuera, lo hizo.
Me quede ahi de pie apretando mis manos. El era un idiota nunca dejaria de serlo ni por mas inteligente y perfecto que fuera. Era tan insensible como una maquina. Si el no se traga su orgullo yo tampoco lo haria. Gire mi rostro solo para asegurarme que ya no estaba ahi. Lentamente di la vuelta en mi propio eje observando a mi alrededor. No sabia donde estaba, ni siquiera el numero de la escuela. Los planes habian sido tan rapido que no me prepare. No sabia que hacer y tampoco habia alguien cercas para pedir ayuda. El pueblo habia quedado varios metros si no era que kilometros de donde estaba yo. Me sente en mi baul sin energia para moverme. Mi pecho seguia doliendo y no me sentia bien fisicamente o emocionalmente estable. Apoye mis codos en mis rodillas y mis manos en mi rostro suspirando. Ahora que debia hacer? Ni siquiera me di cuenta por donde se habia ido mi hermano. Meti mi mano en la bolsa de mi chamarra sacando mi telefono, reproductor e inhalador dando una profunda calada para que me ayudara a respirar mientras cerraba mis ojos- quedarme aqui...no solucionara nada -me dije a mi misma en voz alta. Tome mi reproductor de musica para poner una cancion que me gustab mucho. Gravity de Sara Bareilles, algo me recordaba a Natzhiel y a mi. Por mas que tratara de aejarme siempre terminaba buscandolo estando bajo su gravedad a la espectativa de algo. Me coloque los audifonos reincorporandome guarde mi reproductor pero distraidamente deje mi inhalador y celular sobre el baul.
Primero debia buscar el camino a la escuela y no podia verlo por ser pequeña de estatura asi que planee lo siguiente. Subir a un arbol y de ahi ver por donde estaba la escuela mas bien en que direccion. Camine dejando atras mi equipaje junto con el inhalador. Me meti por entre los arboles contanto cuantos pasos me alejaba para no perderme. Busque que arbol fuera facil de subir por que estos arboles no eran como los que habia en la ciudad. Estos eran mas grandes, frondosos y dificiles de escalar. Me preguntaba si habia un guardian como en la pelicula de el señor de los anillos. Finalmente encontre un arbol. Lo trepe con destreza teniendo cuidado de no resbalarme por que estaba bastante alto. Me sujete del tronco apoyando mis piernas en la rama del arbol. Subi hsta quedar sobre la rama y lentamente deslizarme utilizando mi equilibrio para ver por entre la corteza del arbol la escuela- esta lejos aunque se ve cercas...-comente para mi con una sonrisa,, estaba animada de que mi idea fuera correcta. Levante un poco mi mano para guiar por donde me iria. Si seguia el camino por donde iba con mi hermano llegaria pronto. Al bajar la mano senti que me iba hacia tras y como no tenia de donde sujetarme mas que con mi equilibrio deje salir un grito resbalandome.
Movi mis manos agilmente o mas bien por pura sobrevivencia me sujete a la rama quedando colgada con mi pecho restregado contra la rama. Me habia sujetado bien pero no aguantaria. Me asuste y lo primero que salio de mi boca fue- NATZHIEL!!!!!!!!!! -grite con todo lo que podia mi voz se lleno de miedo. Luchaba por mantenerme sujetada a la rama. Si habia algo en lo que era buena era en meterme en problemas. Al tomarme varios segundos en meditar lo que habia gritado me avergonce regañandome mentalmente. El de seguro ya estaba lejos. Los brazos comenzaban a dolerme- AYUDENME!!! -grite de nuevo para oidos sordos lo ultimo fue mas una suplica- por favor. Me movi luchando para no caer provocando que mi reproductor de musica terminara en el suelo. Baje la mirada mareandome, estaba muy alto, demasiado alto para dejarme caer.
Me quede ahi de pie apretando mis manos. El era un idiota nunca dejaria de serlo ni por mas inteligente y perfecto que fuera. Era tan insensible como una maquina. Si el no se traga su orgullo yo tampoco lo haria. Gire mi rostro solo para asegurarme que ya no estaba ahi. Lentamente di la vuelta en mi propio eje observando a mi alrededor. No sabia donde estaba, ni siquiera el numero de la escuela. Los planes habian sido tan rapido que no me prepare. No sabia que hacer y tampoco habia alguien cercas para pedir ayuda. El pueblo habia quedado varios metros si no era que kilometros de donde estaba yo. Me sente en mi baul sin energia para moverme. Mi pecho seguia doliendo y no me sentia bien fisicamente o emocionalmente estable. Apoye mis codos en mis rodillas y mis manos en mi rostro suspirando. Ahora que debia hacer? Ni siquiera me di cuenta por donde se habia ido mi hermano. Meti mi mano en la bolsa de mi chamarra sacando mi telefono, reproductor e inhalador dando una profunda calada para que me ayudara a respirar mientras cerraba mis ojos- quedarme aqui...no solucionara nada -me dije a mi misma en voz alta. Tome mi reproductor de musica para poner una cancion que me gustab mucho. Gravity de Sara Bareilles, algo me recordaba a Natzhiel y a mi. Por mas que tratara de aejarme siempre terminaba buscandolo estando bajo su gravedad a la espectativa de algo. Me coloque los audifonos reincorporandome guarde mi reproductor pero distraidamente deje mi inhalador y celular sobre el baul.
- Spoiler:
Primero debia buscar el camino a la escuela y no podia verlo por ser pequeña de estatura asi que planee lo siguiente. Subir a un arbol y de ahi ver por donde estaba la escuela mas bien en que direccion. Camine dejando atras mi equipaje junto con el inhalador. Me meti por entre los arboles contanto cuantos pasos me alejaba para no perderme. Busque que arbol fuera facil de subir por que estos arboles no eran como los que habia en la ciudad. Estos eran mas grandes, frondosos y dificiles de escalar. Me preguntaba si habia un guardian como en la pelicula de el señor de los anillos. Finalmente encontre un arbol. Lo trepe con destreza teniendo cuidado de no resbalarme por que estaba bastante alto. Me sujete del tronco apoyando mis piernas en la rama del arbol. Subi hsta quedar sobre la rama y lentamente deslizarme utilizando mi equilibrio para ver por entre la corteza del arbol la escuela- esta lejos aunque se ve cercas...-comente para mi con una sonrisa,, estaba animada de que mi idea fuera correcta. Levante un poco mi mano para guiar por donde me iria. Si seguia el camino por donde iba con mi hermano llegaria pronto. Al bajar la mano senti que me iba hacia tras y como no tenia de donde sujetarme mas que con mi equilibrio deje salir un grito resbalandome.
Movi mis manos agilmente o mas bien por pura sobrevivencia me sujete a la rama quedando colgada con mi pecho restregado contra la rama. Me habia sujetado bien pero no aguantaria. Me asuste y lo primero que salio de mi boca fue- NATZHIEL!!!!!!!!!! -grite con todo lo que podia mi voz se lleno de miedo. Luchaba por mantenerme sujetada a la rama. Si habia algo en lo que era buena era en meterme en problemas. Al tomarme varios segundos en meditar lo que habia gritado me avergonce regañandome mentalmente. El de seguro ya estaba lejos. Los brazos comenzaban a dolerme- AYUDENME!!! -grite de nuevo para oidos sordos lo ultimo fue mas una suplica- por favor. Me movi luchando para no caer provocando que mi reproductor de musica terminara en el suelo. Baje la mirada mareandome, estaba muy alto, demasiado alto para dejarme caer.
Alexandra Jackes- 1st Junior
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Re: [Privado|Alexandra Jackes] Just A Single Song
Paso a paso, el viento iba golpeando su rostro suavemente. El día era oscuro y la neblina dificultaba un poco la visión. No obstante, él sabía cómo adentrarse en las profundidades del bosque. En primer lugar, porque, en lugar de temerle, lo sentía como una parte de sí mismo... o de algún otro dentro suyo que amaba ese contacto. Iba halando la maleta de ruedas con firmeza, buscando con la mirada a Alexandra. Cabía la posibilidad de que se hubiera ido, al ser ella tan inquieta e hiperactiva como siempre, pero no se iba a detener hasta descubrirlo. Era entonces, pisando fuerte en la realidad a la que algunos cerraban sus ojos, que notó el equipaje de su hermana. Sí, allí estaba, abandonado. Al menos en apariencia. Entrecerró muy levemente los ojos, preguntándose a dónde habría ido. Era así... En ese instante y sólo durante ese instante, su cerebro bloqueó toda ansiedad, sin reprimirla y realmente haciéndole creer que dicha ansiedad no existía. Llegó a la conclusión de que, muy probablemente, su hermana había ido a buscar orientación en los árboles. Él tenía total conocimiento de lo que le gustaba o no a Alexandra, así que sabía lo mucho que ella solía trepar árboles y lo buena que era en ello. Cuando eran pequeños Alexandra solía hacerlo a menudo, ganándose reprimendas por parte de su padre. Incluso hubo un tiempo en que él se había obligado a aprender aquello, siempre a escondidas, como casi todo lo que para él valía la pena. “El pequeño Abbel no quería ser castigado… ¿no?...”, habló la burlesca voz de su mente. Una sonrisa tan agria como suave se plasmó en su faz, mientras buscaba entre su propio equipaje un inhalador de emergencia que siempre solía llevar consigo. Había visto el que su hermana usaba, y al ser él tan exageradamente precavido para ese tipo de cosas, guardó el inhalador nuevo (porque sí, él no usaba ninguna ayuda de ese tipo) y dejó la maleta propia junto a las pertenencias de Alexandra, antes de encaminarse al grupo de árboles más altos. Antes de que sus oídos notaran el cambio de canción.
- PAIN OF LOVE:
The pain of love will never stop.
We are our own creation...
~
The pain of love waits in the dark.
We take it in slow motion...
And we go on.
And we go on.
And on, and on, and on...
We are our own creation...
~
The pain of love waits in the dark.
We take it in slow motion...
And we go on.
And we go on.
And on, and on, and on...
No tuvo que avanzar demasiado para oír aquel grito que había pegado Alexandra. Fue una reacción automática el voltear en dirección al sonido, porque éste había logrado atravesar, por un segundo, la barrera que significaba aquella canción. Se quitó uno de los audífonos, estático sin saber por qué. ¿Sería alguna muestra de sorpresa, de horror o de miedo? ¿Cómo saberlo? En ese momento no estaba pensando. Lo único en lo que se enfocaba era en vigilar si algún otro alarido se filtraba por los labios de su hermana hasta llegar a él. Entonces vino otro... Y caminó en aquella dirección, con la sombra de la preocupación volviendo más opaco su mirar. No supo cuándo sus pasos se hicieron más presurosos, ni cuándo se volvieron una grácil carrera en un camino imposible. – ¡Alexandra! – Llamó, esperando obtener respuesta alguna, sin éxito. Siguió buscándola, con una sensación mortífera en el pecho. Si se hubiera detenido a pensarla y meditarla, muy probablemente, hubiera llegado a la conclusión de que el querer aferrarse a su hermana era prueba de esas ganas casi inconscientes que tenía de castigarse a sí mismo, de aferrarse a lo que podía guiarle a la auto destrucción y a la perdición, al ahogamiento de la más mínima luz que podía haber dentro suyo; porque estar con ella significaba seguir siendo la calamidad que le permitiera sufrir y consolarse con la idea de que ella era la víctima y él el verdugo. Pero él no estaba solo en ese viaje. No... Allí estaba ella, aferrándose a él de igual manera, lastimándolo tanto como se lastimaba a sí misma. Pero... ¿qué si, aún así, se buscaban?
The pain of love will last forever.
Promise me...
Promise me...
We'll celebrate the pain together.
The pain of love... love... love...
Promise me...
Promise me...
We'll celebrate the pain together.
The pain of love... love... love...
Sus negras pupilas terminaron por hallar a Alexandra, colgando de un árbol y aferrándose a una de las ramas como quien se aferra a un salvavidas. – ¡Alexandra! ¡No se te ocurra soltarte, ¿me oyes?! – Vociferó, mientras corría hacia el árbol más cercano al que su hermana había elegido, ignorando el reproductor de música ajeno, que yacía en el árido césped. Trepó con rapidez y pulcritud, deteniéndose al llegar a la altura de Alexandra, usando el brazo izquierdo para sujetarse y tendiéndole la diestra. – Toma mi mano. – Le ordenó, abrumado por la situación. – ¡Tómala ya! – De una cosa estaba seguro: Si ella no tomaba su mano, él la obligaría. Su mente se resistía a visualizar un escenario que no fuera el de su hermana estando a salvo. ¿Adicción al dolor? Quién sabe... O no, no, era lo contrario. Ella era la única prueba de que podía amar tanto, a tantas personas, que no dudaba en perderse a sí mismo.
We climb the mountains,
walk the deserts...
for our love.
~
And we go on.
And we go on.
And on, and on, and on...
walk the deserts...
for our love.
~
And we go on.
And we go on.
And on, and on, and on...
Entonces se hizo la epifanía. Sólo durante ese segundo, su reloj se detuvo, como si la voz en uno de sus oídos le confiara secretos que él sabía que bien podían pertenecerle a él al mismo tiempo que a todos. La libertad no solamente radicaba en no tener cadenas, también radicaba en poder elegir llevarlas. Así pues, no había nada que discutir ni nada que reprochar, y he ahí la razón por la cual él nunca se había quejado de nada: Muy en el fondo, él sabía el peso de su carga, así como sabía lo capaz que era de soportarla. Y si la cruz aumentaba, siempre podía volverse más fuerte. No se quejaba, tenía bien asumido lo que debía hacer, aunque eso implicara jugar a dos bandos. Se conocía lo suficiente como para darse cuenta... o, al menos, eso creía. Entonces, era libre. Y fue feliz. Durante ese segundo de realización. Luego vendrían aquellas voces a él, a juguetear un poco con su cordura, pero él las esperaba con calma y buena disposición. Ya luego lidiaría con sus pensamientos. El reloj volvía a marcar el tiempo... Tiempo que la ansiedad usaba para reducir su raciocinio, a la espera de que su hermana no rompiera las cadenas que los aprisionaban y liberaban.
A. Natzhiel Jackes- 4th Junior
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Re: [Privado|Alexandra Jackes] Just A Single Song
Si bien mi cuerpo no era tan fuerte como siempre queria aparentar ahora me mostraba que en cualquier momento me abandonaria tambien para dejarme a mi suerte. Una que solo encontraria al final del camino. Me movi un poco apretando mis manos sintiendome ya cansada. Me dolian los hombros, intente tontamente de subir mi pierna a la rama pero no lo logre. Por que habia hecho esto en primer lugar? Ah si por que sonaba como una buena idea pero siempre mis ideas buenas terminaban en caos. Seguia moviendo mis piernas pero eso solo provocaba que mis brazos sintieran mas el cansancio. Entonces mi mente empezo a traicionarme con mi muerte mi padre estaria mas tranquilo y podria perdonar a mis abuelos. Mi hermano no tendria ese constante peso, ya no seria yo la causante de esa indiferencia. El peso que empujaba a mi familia desapareceria y mi recuerdo se desvaneceria en el aire. Como un cuento o una pesadilla. Aprete mis labios mirando la corteza del arbol. No creia en muchas cosas pero si algo tenia en mente es que al morir, si el cielo existia podria ver a mi madre la unica persona que al parecer se habia alegrado de mi nacimiento y me habia cuidado hasta el final.
No me di cuenta de cuantos minutos pasaron o creo que fueron segundos que escuche mi voz mirando hacia abajo. Era Natzhiel pero que hacia ahi....en vez de alegrarme como debia me asuste intentando ahora mas que nunca subir a la rama. Me habia metido en un gran problema. Me queje sintiendo mis brazos adormecidos por la falta de movimiento. No entendia por que siempre mi actitud cambiaba. Al escucharlo bufe- claro, acaso crees que quiero soltarme....-comente cansada poco a poco sentia que me faltaba el aire. Oh no! estaba poniendome tan nerviosa que el dolor en el pecho que sentia se iba intensificando. En cuestion de minutos Natzhiel se subio al arbol. Como diablos habia hecho eso con tanta facilidad? Ah si se me olvidaba que era el hijo perfecto a que todo le salia bien. Mordi mis labios negando. Tenia que dejar eso, solo me lastimaba a mi misma. Al ver su mano negue- no...no la tomare....no te necesito....-comente orgullosa moviendo un poco.Me resbale ahora solo mis brazos se sujetaban- ahh...-no podia ser tan tonta debia aceptar su mano pero si lo hacia no soportaria mi peso y los dos caeriamos al vacio- ba...bajate....te vas a caer....-sabia que mi hermano era mas obstinado y terco que yo- Si te acercas....me dejare caer....Natzhiel....alejate....tonto ser perfecto...ni tu sobrevivirias a una caida como esta.....-no estaba hablando yo si no mi coraje, mis celos y el temor de poder llegar a perderlo. Lo mire a los ojos- baja...del arbol....-movi mis pies y mi peso me hizo bajar mas quedando solo mis manos sujetadas al arbol- no....soportarasa mi peso....ah.....-aprete mis labios para no hablar mas. Mire hacia el suelo pensando seria mente en dejarme caer ignorando por completo la mano de Natzhiel-
De pronto la adrenalina o no se que fue empezo a hacer que mi pecho y cuerpo doliera mas. Se pudo notar por las bocanadas de aire que trataba de tomar. Esto no podia ser peor Tantas cosas pasaron por mi cabeza.No iba a terminar nada de lo que tenia planeado. Nunca conoceria lo que era ser aceptada por mi familia. El amor nunca tocaria mi puerta, los amigos futuros que podia tener jamas me conocerian y no disfrutarian de lo mucho que tengo para darles.Mi pecho empezo a elevarse y el sonido que hacia cuando me faltaba el aire se hizo mas audible. Se msentia como pez fuera del agua moviendo mis boca no importaba cuanto levantara los labios o absorviera aire no podia respirar.
No me di cuenta de cuantos minutos pasaron o creo que fueron segundos que escuche mi voz mirando hacia abajo. Era Natzhiel pero que hacia ahi....en vez de alegrarme como debia me asuste intentando ahora mas que nunca subir a la rama. Me habia metido en un gran problema. Me queje sintiendo mis brazos adormecidos por la falta de movimiento. No entendia por que siempre mi actitud cambiaba. Al escucharlo bufe- claro, acaso crees que quiero soltarme....-comente cansada poco a poco sentia que me faltaba el aire. Oh no! estaba poniendome tan nerviosa que el dolor en el pecho que sentia se iba intensificando. En cuestion de minutos Natzhiel se subio al arbol. Como diablos habia hecho eso con tanta facilidad? Ah si se me olvidaba que era el hijo perfecto a que todo le salia bien. Mordi mis labios negando. Tenia que dejar eso, solo me lastimaba a mi misma. Al ver su mano negue- no...no la tomare....no te necesito....-comente orgullosa moviendo un poco.Me resbale ahora solo mis brazos se sujetaban- ahh...-no podia ser tan tonta debia aceptar su mano pero si lo hacia no soportaria mi peso y los dos caeriamos al vacio- ba...bajate....te vas a caer....-sabia que mi hermano era mas obstinado y terco que yo- Si te acercas....me dejare caer....Natzhiel....alejate....tonto ser perfecto...ni tu sobrevivirias a una caida como esta.....-no estaba hablando yo si no mi coraje, mis celos y el temor de poder llegar a perderlo. Lo mire a los ojos- baja...del arbol....-movi mis pies y mi peso me hizo bajar mas quedando solo mis manos sujetadas al arbol- no....soportarasa mi peso....ah.....-aprete mis labios para no hablar mas. Mire hacia el suelo pensando seria mente en dejarme caer ignorando por completo la mano de Natzhiel-
De pronto la adrenalina o no se que fue empezo a hacer que mi pecho y cuerpo doliera mas. Se pudo notar por las bocanadas de aire que trataba de tomar. Esto no podia ser peor Tantas cosas pasaron por mi cabeza.No iba a terminar nada de lo que tenia planeado. Nunca conoceria lo que era ser aceptada por mi familia. El amor nunca tocaria mi puerta, los amigos futuros que podia tener jamas me conocerian y no disfrutarian de lo mucho que tengo para darles.Mi pecho empezo a elevarse y el sonido que hacia cuando me faltaba el aire se hizo mas audible. Se msentia como pez fuera del agua moviendo mis boca no importaba cuanto levantara los labios o absorviera aire no podia respirar.
Alexandra Jackes- 1st Junior
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Re: [Privado|Alexandra Jackes] Just A Single Song
Las notas que vibraban en sus oídos ahora sólo podían ser capturadas por alguna parte de su inconsciente, puesto que, de pronto, toda su atención se centró en Alexandra. Era extraño que sucediera aquello... Era evidente que se trataba de una situación de vida o muerte. Había visto el intento casi desesperado de su hermana por aferrarse al árbol en cuanto lo vio llegar, lo cual resultaba curioso y hasta irónico, teniendo en cuenta lo mucho que se aferraba a él, tanto como él se aferraba a ella, en una situación “normal”. Y ahora prefería una muy posible muerte antes que encararlo a él. Maravilloso. Simplemente maravilloso. “He ahí los extremos a los cuales la conduces...”
Hizo caso omiso a aquella fiel amiga que le gritaba sus verdades. Su sutil forma de ignorar, simplemente cediendo, siempre surtía efecto. La voz victoriosa no opinó más, dejando que él pudiera centrarse en el escozor que gobernaba sus palmas, quienes se adherían a la rasposa madera de aquel árbol. La sangre bajo su piel ardía, debido a la velocidad con la que se había visto obligada a circular. El oxígeno ingresaba a su organismo con una suave violencia, tenso, reticente. Sus pupilas oscuras no hacían más que horadar el espacio, clavándose con filo y saña en el rostro de su hermana. Lo veía descompuesto, desencajado, temeroso y angustiado... pero ahí estaba ella, diciéndole que no lo necesitaba. Una mueca agria se plasmó en su faz. Una de aquellas muecas que él reprimía todo el tiempo, una de aquellas burlescas para sí mismo y los demás. Sobre todo para sí mismo.
En cualquier otro momento aquella voz de su mente hubiera saltado hacia él, reprochándole lo tonto que era por querer ayudar y que bien merecido tenía el desplante de su hermana, porque era él quien la había orillado durante mucho tiempo a aquello. Empero, en aquel momento, alguna fuerza dentro suyo superó incluso a las voces de su interior, haciendo que él riera amargamente. “Mentirosa...” Desvió la mirada, mirando al cielo unos instantes fugaces, volviendo al rostro de Alexandra en un santiamén. Esa palabra repitiéndose cual eco demoledor en su cerebro, tiñendo de rojo cada compartimento de racionalidad que rozaba. — Mentirosa. — Fue lo que brotó de sus carnosos labios, con una suavidad engañosa, que le helaba la nuca. La sonrisa ladina nunca abandonando su pulcra e inmaculada faz. — Para tu desgracia, me necesitas tanto como yo a ti. — Y su voz serpenteó en la nada, como una danza vacía, sin inicio ni final. Tan efímera como la tinta escarlata que había bañado su raciocinio. Lo siguiente que capturaron sus oídos (porque, al final, resultaron ser ambos audífonos los que caían limpiamente sobre su pecho) fueron las palabras contradictorias de su hermana. Oh... ahora venía lo que se podría calificar como “Manifestar la frustración y el estrés acumulado”. Una ínfima, minúscula y escondida parte suya se enterneció por las palabras de la contraria; no obstante, en aquella situación, aquel ser estaba más oculto que nunca... O, tal vez, era más poderoso que nunca. Sí, él mismo era contradictorio. ¿Cómo podía culpar a Alexandra por serlo también? ¿Cómo, si bien podía haber sido él quien le había contagiado aquello, quien podía haber infestado el interior de su hermana con esa plaga?
Su mano continuaba extendida, habiendo ignorado todo ese tiempo las órdenes de la fémina. — Bajaremos juntos. — Le espetó a Alexandra, engarzando sus ojos en los de ella. No solía hacer aquello y, si lo hacía, siempre se trataba de aquellas cuencas ocupadas pero vacías. Esta vez era distinto, tanto que ese ser oculto temió estar dejando entrever demasiado. Cuando miraba con tal intensidad podía ahogar a otros, asfixiarlos, como si se tratara de un encantamiento absurdo. — Vinimos juntos. Nos vamos juntos. A donde sea, pero juntos. — He ahí esa voz cadenciosa y susurrante, sinuosa, que tenía como objetivo endulzar los tímpanos ajenos. Y lo que había dicho... ¡Vaya que era hilar fino! Sobre todo para él, que sabía lo que vendría después... Sus ojos mostraban ese brillo fanático que embarga a quien está siendo superado por las emociones, por los sentimientos. Sus músculos estaban tan tensos que se movían con una fluidez que daba miedo. A él mismo, por supuesto. Él mismo se espantaba de lo que hacía, de lo que era capaz de hacer. Su mirada seguía fija en los ojos de su hermana, queriendo adueñarse de todo en ella, como si pidiera auxilio al mismo tiempo que lo daba. Tanta luz...
Pronto, nada era suficiente. La desesperación hacía mella y ya la sangre corría por su cuerpo a una velocidad de vértigo. Podía sentir con total claridad sus pulsaciones, sus latidos... Nunca tan fuertes y nunca tan rítmicos. La espera era tortuosa. Demasiado para sus nervios crispados. La ansiedad nunca era una buena compañera, pero él siempre había encontrado la manera de lidiar con ella, usándola a su favor, incluso, en algunas ocasiones. ¿Por qué esta vez tendría que ser diferente? ¿Porque podía morir si caía?... No, la muerte no era más que una transición. Lo que a él le atormentaba era ella, Alexandra. No poder seguir a su lado, cuidándola o molestándola. No tenerla para admirarse a sí mismo o para lastimarse a sí mismo. Eso... — Soportaré el peso. — Declaró, todavía mirándola, negándose a parpadear por algún capricho inconsciente. Sus ojos buscando fundirse con los de ella, derretirlos y volverlos nada. Ellos mismos se despedazaban en su afán de seguir conectados con los de su hermana. En esos momentos ni siquiera la ambigüedad se veía desplazada, sino duplicada. He ahí él, diciendo que soportaría el peso... en un sentido mucho más profundo del que se podía interpretar. Fuera cual fuera el costo... lo asumiría. Incluso aunque significara, otra vez, perderse.
Y no esperó más. Fue la misma mano que se hallaba extendida quien hizo uso del brazo completo y jaló sin delicadeza alguna una de las extremidades superiores de su hermana, destrabándola del árbol al cual se aferraba. La atrajo hacia sí con esa fuerza que ocultaba todo el tiempo, con aquella fuerza impulsiva y descontrolada. Fue ese mismo brazo el que se coló por la cintura de la contraria, habiéndola antes tirado contra el árbol donde él estaba, prácticamente. Suponía que Alexandra tenía instinto de supervivencia, como todo ser humano, como todo animal racionalizado. Todavía jalándola con fuerza, la miró a los ojos, habiendo disminuído la intensidad de su mirar un poco. — Cuidado. — Musitó. Y sí, llevaba un significado mucho más extenso del que aparentaba, como casi todo lo que él hacía y decía. La mano suya que se sujetaba de alguna rama del árbol buscó otra más baja, saltando al nuevo apoyo con rapidez, dando luego un tiempo prudencial a sus piernas, quienes intentaron seguir el mismo ritmo que debía seguir Alexandra.
Hizo caso omiso a aquella fiel amiga que le gritaba sus verdades. Su sutil forma de ignorar, simplemente cediendo, siempre surtía efecto. La voz victoriosa no opinó más, dejando que él pudiera centrarse en el escozor que gobernaba sus palmas, quienes se adherían a la rasposa madera de aquel árbol. La sangre bajo su piel ardía, debido a la velocidad con la que se había visto obligada a circular. El oxígeno ingresaba a su organismo con una suave violencia, tenso, reticente. Sus pupilas oscuras no hacían más que horadar el espacio, clavándose con filo y saña en el rostro de su hermana. Lo veía descompuesto, desencajado, temeroso y angustiado... pero ahí estaba ella, diciéndole que no lo necesitaba. Una mueca agria se plasmó en su faz. Una de aquellas muecas que él reprimía todo el tiempo, una de aquellas burlescas para sí mismo y los demás. Sobre todo para sí mismo.
En cualquier otro momento aquella voz de su mente hubiera saltado hacia él, reprochándole lo tonto que era por querer ayudar y que bien merecido tenía el desplante de su hermana, porque era él quien la había orillado durante mucho tiempo a aquello. Empero, en aquel momento, alguna fuerza dentro suyo superó incluso a las voces de su interior, haciendo que él riera amargamente. “Mentirosa...” Desvió la mirada, mirando al cielo unos instantes fugaces, volviendo al rostro de Alexandra en un santiamén. Esa palabra repitiéndose cual eco demoledor en su cerebro, tiñendo de rojo cada compartimento de racionalidad que rozaba. — Mentirosa. — Fue lo que brotó de sus carnosos labios, con una suavidad engañosa, que le helaba la nuca. La sonrisa ladina nunca abandonando su pulcra e inmaculada faz. — Para tu desgracia, me necesitas tanto como yo a ti. — Y su voz serpenteó en la nada, como una danza vacía, sin inicio ni final. Tan efímera como la tinta escarlata que había bañado su raciocinio. Lo siguiente que capturaron sus oídos (porque, al final, resultaron ser ambos audífonos los que caían limpiamente sobre su pecho) fueron las palabras contradictorias de su hermana. Oh... ahora venía lo que se podría calificar como “Manifestar la frustración y el estrés acumulado”. Una ínfima, minúscula y escondida parte suya se enterneció por las palabras de la contraria; no obstante, en aquella situación, aquel ser estaba más oculto que nunca... O, tal vez, era más poderoso que nunca. Sí, él mismo era contradictorio. ¿Cómo podía culpar a Alexandra por serlo también? ¿Cómo, si bien podía haber sido él quien le había contagiado aquello, quien podía haber infestado el interior de su hermana con esa plaga?
Su mano continuaba extendida, habiendo ignorado todo ese tiempo las órdenes de la fémina. — Bajaremos juntos. — Le espetó a Alexandra, engarzando sus ojos en los de ella. No solía hacer aquello y, si lo hacía, siempre se trataba de aquellas cuencas ocupadas pero vacías. Esta vez era distinto, tanto que ese ser oculto temió estar dejando entrever demasiado. Cuando miraba con tal intensidad podía ahogar a otros, asfixiarlos, como si se tratara de un encantamiento absurdo. — Vinimos juntos. Nos vamos juntos. A donde sea, pero juntos. — He ahí esa voz cadenciosa y susurrante, sinuosa, que tenía como objetivo endulzar los tímpanos ajenos. Y lo que había dicho... ¡Vaya que era hilar fino! Sobre todo para él, que sabía lo que vendría después... Sus ojos mostraban ese brillo fanático que embarga a quien está siendo superado por las emociones, por los sentimientos. Sus músculos estaban tan tensos que se movían con una fluidez que daba miedo. A él mismo, por supuesto. Él mismo se espantaba de lo que hacía, de lo que era capaz de hacer. Su mirada seguía fija en los ojos de su hermana, queriendo adueñarse de todo en ella, como si pidiera auxilio al mismo tiempo que lo daba. Tanta luz...
Pronto, nada era suficiente. La desesperación hacía mella y ya la sangre corría por su cuerpo a una velocidad de vértigo. Podía sentir con total claridad sus pulsaciones, sus latidos... Nunca tan fuertes y nunca tan rítmicos. La espera era tortuosa. Demasiado para sus nervios crispados. La ansiedad nunca era una buena compañera, pero él siempre había encontrado la manera de lidiar con ella, usándola a su favor, incluso, en algunas ocasiones. ¿Por qué esta vez tendría que ser diferente? ¿Porque podía morir si caía?... No, la muerte no era más que una transición. Lo que a él le atormentaba era ella, Alexandra. No poder seguir a su lado, cuidándola o molestándola. No tenerla para admirarse a sí mismo o para lastimarse a sí mismo. Eso... — Soportaré el peso. — Declaró, todavía mirándola, negándose a parpadear por algún capricho inconsciente. Sus ojos buscando fundirse con los de ella, derretirlos y volverlos nada. Ellos mismos se despedazaban en su afán de seguir conectados con los de su hermana. En esos momentos ni siquiera la ambigüedad se veía desplazada, sino duplicada. He ahí él, diciendo que soportaría el peso... en un sentido mucho más profundo del que se podía interpretar. Fuera cual fuera el costo... lo asumiría. Incluso aunque significara, otra vez, perderse.
Y no esperó más. Fue la misma mano que se hallaba extendida quien hizo uso del brazo completo y jaló sin delicadeza alguna una de las extremidades superiores de su hermana, destrabándola del árbol al cual se aferraba. La atrajo hacia sí con esa fuerza que ocultaba todo el tiempo, con aquella fuerza impulsiva y descontrolada. Fue ese mismo brazo el que se coló por la cintura de la contraria, habiéndola antes tirado contra el árbol donde él estaba, prácticamente. Suponía que Alexandra tenía instinto de supervivencia, como todo ser humano, como todo animal racionalizado. Todavía jalándola con fuerza, la miró a los ojos, habiendo disminuído la intensidad de su mirar un poco. — Cuidado. — Musitó. Y sí, llevaba un significado mucho más extenso del que aparentaba, como casi todo lo que él hacía y decía. La mano suya que se sujetaba de alguna rama del árbol buscó otra más baja, saltando al nuevo apoyo con rapidez, dando luego un tiempo prudencial a sus piernas, quienes intentaron seguir el mismo ritmo que debía seguir Alexandra.
A. Natzhiel Jackes- 4th Junior
- Edad : 30
Fecha de nacimiento : 29/03/1994
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Fecha de inscripción : 09/09/2013
Localización : Perdido y Encontrado.
Re: [Privado|Alexandra Jackes] Just A Single Song
Cerre por un momento mis ojos intentando no pensar en la situacion en la que estaba. Necesitaba calmarme un poco o mis manos me fallarian dejandome caer al suelo. Me imagine pintando en el jardin ese hermoso y gran arbol donde mi nana me columpiaba ese que era tan fuerte que me soportaba y tan confiable que podia llorar en sus ramas, que podia abrazarme y acurrucarme sin necesidad de unos brazos. Ese arbol que me hablaba y me contaba miles de historias. Ese arbol que nace, muere y renace en un periodo de tiempo el mismo en que yo crecia solo para marchitarme, una fruta podrida. Pensaba en ese arbol queria estar entre sus ramas, queria sentirme segura. Abri mis ojos lentamente enfrentandome con la realidad y la ironia de ver a mi hermano de esa manera. De esos cuentos que jamas habian sido escrito sin embargo estaban en mi cabeza. Por que seguia en ese lugar? Era demasiado prepotente para aceptar que alguien mas que no fuera mi padre le diera una orden. Lo miraba lo poco que podia sintiendo la fuerza de su mirada, lo profundo de sus ojos.
Desvie la mirada intentando no caer en la gravedad y lo poderoso de su mirada. Que con un click de nuestros ojos hiciera lo que el me pedia como un pato que sigue a su mama pata. Apostaba que solo lo hacia por que sabia que era debil pero en esta ocasion no, no me doblegaria ante el. Clave mis uñas tambien en la piel del arbol para no caer. El pecho me dolia como si se tratara de un tambor siendo golpeado lentamente. Dolia cada intento que hacia para pasar un poco de oxigeno a mis pulpones como miles de cortadas en mis pulmones. Me dolia como nadie podia imaginarlo. Tenia miedo, un miedo que no solo inundaba mi cuerpo si no que era reflejado en mi rostro. Yo no era tan habil como mi hermano para aparentar y lucir que nada podia afectar. Todo en mi me delataba y mas cuando me esforzaba a que fuera lo contrario. Me aguantaba las lagrimas, no queria ser presa de la desesperacion y darle otro gusto a Nazhiel por verme mal.
Me pesaba su mirada- de--deja de verme.... -abri con lentitud mis labios en un suave hilo de voz. Ya no podia seguir luchando mas. Tenia que guardar las pocas fuerzas para sujetarme ya ni siquiera pensaba en salir viva de ahi, solo no queria que Natzhiel me viera. Pedia que se fuera, que me dejara en paz, que me abandonara como tantas veces lo habia hecho por mas que le suplicara que se quedara. Aquellas veces en que era tan tonta y le dejaba ver lo mucho que me hacia falta. Esas veces en que lloraba al verlo partir dejandome ahi sola. Ahora queria que fuera ese Natzhiel, ese hermano. Pero no su morbo por ver que sucederia era mas fuerte que el. En que terminaria hoy siendo tan debil como era? Escuche sus palabras viendolo de reojo. Todavia tenia la desfachates de decirme eso. De recalcarme lo mucho que lo necesitaba y era verdad. Abri un poco mis ojos por lo dicho. "Nos necesitabamos el uno al otro en una lucha constante "Pense un poco sonriendo por lo absurdo que era eso. La unica persona que necesitaba de todo era ella. Natzhiel solo queria endulzarle el oido pero como ella ya no era la tonta de antes simplemente sonrio negando con su cabeza. Su atencion divago un poco escuchando a su hermano lo que decia. E verdad queria ayudarla? Eso le costaba tanto creerlo y de cierta manera deseaba creer en sus palabras.En que los dos habian llegado juntos a este mundo, estarian juntos a donde fuera que tuvieran que ir aunque habia ahi una gran mentira. Si no hubiese sido por su constante intento de ir con el a la escuela jamas estaria en esa situacion asi que en gran parte era culpa de Alexandra.
No crei nada de lo que dijo. Si lo que parecia ser que ponia de su parte para que yo saliera adelante. El habia sido creado con las mejores personas para que tuviera esa unica forma de ser para engañar a las personas con la coherencia de sus palabras, con la amabilidad, con esa amabilidad que podia fingir y cualquiera creia. Pero no Alexandra, ella ya no iba a caer tan facilmente. Una de sus manos no resistio mas resbalandose. Alexadra ya no intento mantenerse apegada al arbol solo se dejaria caer. Pero algo ocurrio sintio algo aun sujetandola. No era el arbol. Desvie la mirada negando- sueltame...Na...-ya ni siquiera pude terminar de mencionar su nombre cuando senti como jalo mi cuerpo hacia el suyo. Ya no podia pelear en cualquier momento mi cuerpo se colapsaria. Estando ya en un lugar mas estable me segui sujetando escuchandolo lejos. Luchaba por respirar mas de lo que queria soltarlo. Era mas fuerte de lo que su cuerpo esbelto aparentaba y mas de lo que yo habia imaginado. Lo segui con cuidado apoyandome con mis piernas y sujetandome con el brazo. Ibamos descendiendo con lentitud pero seguro. Recargue por unos segundos mi cuerpo contra el suyo siendo yo mas baja que el.
Faltaron unas cuantas ramas hasta que llegamos al suelo. La bajada habia resultado mas sencilla con ayuda de Natzhiel. Sabia que luego me reclamaria por esa ayuda. Molesta lo empuje ya estando en el suelo seguro- i---di--ota...-hice una gran pausa cerrando los ojos estaba molesta por que esto habia sido de suerte. Solo eso era lo que nos habia salvado no por su arrogancia- no....te...ne...se...ci...ta...ba -en cada silaba sentia menos el aire. Lo volvi a empujar debilmente. Me gire para caminar pero mis piernas flaquearon y cai al suelo. Ya no podia respirar y el oxigeno no entraba a mis pulmones. Mi cuerpo dejo de moverse.
Desvie la mirada intentando no caer en la gravedad y lo poderoso de su mirada. Que con un click de nuestros ojos hiciera lo que el me pedia como un pato que sigue a su mama pata. Apostaba que solo lo hacia por que sabia que era debil pero en esta ocasion no, no me doblegaria ante el. Clave mis uñas tambien en la piel del arbol para no caer. El pecho me dolia como si se tratara de un tambor siendo golpeado lentamente. Dolia cada intento que hacia para pasar un poco de oxigeno a mis pulpones como miles de cortadas en mis pulmones. Me dolia como nadie podia imaginarlo. Tenia miedo, un miedo que no solo inundaba mi cuerpo si no que era reflejado en mi rostro. Yo no era tan habil como mi hermano para aparentar y lucir que nada podia afectar. Todo en mi me delataba y mas cuando me esforzaba a que fuera lo contrario. Me aguantaba las lagrimas, no queria ser presa de la desesperacion y darle otro gusto a Nazhiel por verme mal.
Me pesaba su mirada- de--deja de verme.... -abri con lentitud mis labios en un suave hilo de voz. Ya no podia seguir luchando mas. Tenia que guardar las pocas fuerzas para sujetarme ya ni siquiera pensaba en salir viva de ahi, solo no queria que Natzhiel me viera. Pedia que se fuera, que me dejara en paz, que me abandonara como tantas veces lo habia hecho por mas que le suplicara que se quedara. Aquellas veces en que era tan tonta y le dejaba ver lo mucho que me hacia falta. Esas veces en que lloraba al verlo partir dejandome ahi sola. Ahora queria que fuera ese Natzhiel, ese hermano. Pero no su morbo por ver que sucederia era mas fuerte que el. En que terminaria hoy siendo tan debil como era? Escuche sus palabras viendolo de reojo. Todavia tenia la desfachates de decirme eso. De recalcarme lo mucho que lo necesitaba y era verdad. Abri un poco mis ojos por lo dicho. "Nos necesitabamos el uno al otro en una lucha constante "Pense un poco sonriendo por lo absurdo que era eso. La unica persona que necesitaba de todo era ella. Natzhiel solo queria endulzarle el oido pero como ella ya no era la tonta de antes simplemente sonrio negando con su cabeza. Su atencion divago un poco escuchando a su hermano lo que decia. E verdad queria ayudarla? Eso le costaba tanto creerlo y de cierta manera deseaba creer en sus palabras.En que los dos habian llegado juntos a este mundo, estarian juntos a donde fuera que tuvieran que ir aunque habia ahi una gran mentira. Si no hubiese sido por su constante intento de ir con el a la escuela jamas estaria en esa situacion asi que en gran parte era culpa de Alexandra.
No crei nada de lo que dijo. Si lo que parecia ser que ponia de su parte para que yo saliera adelante. El habia sido creado con las mejores personas para que tuviera esa unica forma de ser para engañar a las personas con la coherencia de sus palabras, con la amabilidad, con esa amabilidad que podia fingir y cualquiera creia. Pero no Alexandra, ella ya no iba a caer tan facilmente. Una de sus manos no resistio mas resbalandose. Alexadra ya no intento mantenerse apegada al arbol solo se dejaria caer. Pero algo ocurrio sintio algo aun sujetandola. No era el arbol. Desvie la mirada negando- sueltame...Na...-ya ni siquiera pude terminar de mencionar su nombre cuando senti como jalo mi cuerpo hacia el suyo. Ya no podia pelear en cualquier momento mi cuerpo se colapsaria. Estando ya en un lugar mas estable me segui sujetando escuchandolo lejos. Luchaba por respirar mas de lo que queria soltarlo. Era mas fuerte de lo que su cuerpo esbelto aparentaba y mas de lo que yo habia imaginado. Lo segui con cuidado apoyandome con mis piernas y sujetandome con el brazo. Ibamos descendiendo con lentitud pero seguro. Recargue por unos segundos mi cuerpo contra el suyo siendo yo mas baja que el.
Faltaron unas cuantas ramas hasta que llegamos al suelo. La bajada habia resultado mas sencilla con ayuda de Natzhiel. Sabia que luego me reclamaria por esa ayuda. Molesta lo empuje ya estando en el suelo seguro- i---di--ota...-hice una gran pausa cerrando los ojos estaba molesta por que esto habia sido de suerte. Solo eso era lo que nos habia salvado no por su arrogancia- no....te...ne...se...ci...ta...ba -en cada silaba sentia menos el aire. Lo volvi a empujar debilmente. Me gire para caminar pero mis piernas flaquearon y cai al suelo. Ya no podia respirar y el oxigeno no entraba a mis pulmones. Mi cuerpo dejo de moverse.
Alexandra Jackes- 1st Junior
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